viernes, diciembre 29, 2006

Cuenta Regresiva


De 10 a 1 en cuenta regresiva. En nuestros ojos, las atentas miradas de nuestros cercanos. Con las copas en la mano esperando a ser llenadas y con los brazos alzándose con cada número dicho al unísono, sin nada más en nuestra mente que la decena en reversa, aguardando el momento justo en que el cero sea reemplazado por el grito a viva voz de: ‘Feliz año nuevo!’, el que dará rienda suelta a las cábalas propias de la fecha, como las 12 uvas, ropa interior amarilla, el dinero en nuestras manos y/o la cucharada de lentejas, para que luego un abrazo nos haga comenzar un nuevo respiro que durará otros 31.536.000 segundos.

Son solo diez segundos los que nos trasladan de un año a otro, son los diez segundos más importantes del año, para muchos los más esperados y para otros, los más odiados…

Nadie está ajeno al enigmático poder que ejerce el final de cada año y que nos lleva a realizar un repaso de todo lo vivido en tal período. Una especie de recuento de daños, logros, alegrías y perdidas; sueños cumplidos, inconclusos y en deuda; errores, aciertos y vergüenzas; alegrías, tristezas, y enojos. Quizás se trate del acto inconsciente que nos sugiere el concepto de ciclo, que al terminar, nos obliga a recordar todo lo hecho durante este y replantearnos para crecer y continuar, tal como lo haríamos al finalizar nuestros estudios, al casarnos, divorciarnos o al cambiarnos de trabajo.

Inconscientemente también, el fin de año aparece para muchos como un salvavidas curativo que llega para reordenar todo mágicamente. Una especie de meta, donde sentimos que todo lo malo desaparecerá apenas se reinicie el calendario en un nuevo año. Las enfermedades desaparecerán, el dinero se multiplicará y las deudas disminuirán, el amor al fin llegará o volverá, etc.

Así mismo y contradiciendo todo sentimiento espontáneo, el comienzo de un nuevo año nos invade de inseguridades a medida que el se acercan los 10 últimos segundos, llevándonos a hurgar en arquetipos milenarios como el del horóscopo chino en busca de elementos que nos den algún grado de seguridad. Tal calendario oriental imputa características y propiedades animales a los próximos doce meses, permitiéndonos descifrar lo que nos espera o al menos saber a que atenernos mientras dure su regencia. Así podremos, fácilmente, justificar cada uno de nuestros errores o mala fortuna según el defecto del fauno correspondiente, pues lógicamente nuestro ego nos obligará a atribuir los logros únicamente a nuestro propio esfuerzo.

En este caso, el Jabalí o el Cerdo guiarán los destinos del 2007. Intentemos decifrar lo que se nos viene para el próximo ciclo según sus cualidades.

Estos animales tienen una piel gruesa, pero sensible, lo que nos llevan a pensar que se nos aproxima una temporada de duras pruebas que no harán mella en nuestro esfuerzo, aunque estaremos alertas a cada pellizco del destino. Si ponemos atención a su gruñido característico, mezcla de maullido de gato histérico con grito de bebé, podemos entender que se avecina un etapa llena de acaloradas discusiones, las que serán resueltas dependiendo del estado de ’domesticación’ en el que nos encontremos. Sus piernas cortas y movimientos rápidos nos dan cuenta de lo agitado que estará el 2007 en todo aspecto. Dada su asociación mundial del cerdo con el ahorro, claramente estaremos frente al año de mayor bonanza económica o, simplemente, mantendremos nuestros ingresos bajo resguardo.

En síntesis, será un año de abundancias, salvaje aunque domesticable, suculento, pesado, redondo y un tanto hediondo aunque esto último es imposible de interpretar.

Al final del año del cerdo, estaremos preparados para juntarnos a corear nuevamente los últimos segundos desde el 10 hasta 1, con los brazos llenos de buenos deseos, un capítulo más de nuestra historia escrito, la mejor de las compañías, uno que otro elemento cabalístico y la esperanza de que el próximo animal coincida con nuestros anhelos o, al menos, no de la impresión de que apesta.



Feliz y aromático 2007 para todos!


Desde aquí un fuerte abrazo (inodoro).

martes, diciembre 19, 2006

The E¡ True Universal Story: Santa Claus


Pocos personajes han sido de tanta relevancia en nuestras vidas como él y extrañamente desconocemos absolutamente todos los pormenores de su existencia.

En los próximos minutos usted se enfrentará a la realidad de este personaje, sus manías, deseos, logros y frustraciones. Será testigo de sus mejores y peores momentos. Una exhaustiva investigación, fruto de viajes por todo el orbe recabando información fidedigna que da como resultado:

La Biografía de Santa Claus.

Nicholas nació en un pequeño pueblo de un país bananero ubicado al norte de la línea del Ecuador. Hijo prematuro de un Ruso y una mulata caribeña, pasó gran parte de su niñez sumido en la extrema pobreza intentando comprender lo que trataban de decirle sus padres en tres idiomas: Ruso, español y señas, lo que le trajo enormes problemas de lenguaje asociado a lo que muchos burlescamente llamaron ‘Rusoñol’ y que derivaron en la rotunda marginación de sus pequeños contemporáneos. Dentro de sus grandes frustraciones se encuentra el rechazo de sus amigos de barrio cada vez que, para su cumpleaños, recibía matriuskas creadas por su padre y que intentaba integrar a sus juegos infantiles sin resultados positivos, solo terminaban por alejarlo más del mundo, haciéndolo sentir diferente.

Su juventud no fue menos solitaria, los ardores propios de la adolescencia se veían frustrados por el rechazo de las jovencitas que veían en él a un engendro deforme. Dueño de una piel rosácea, una negra y rizada cabellera y un limitado lenguaje, fue consciente de que sus diferencias eran notorias y culpaba a sus padres por ello. A la edad de 20 años tomó la decisión de abandonar su hogar y vagar por el mundo esperando encontrar el lugar preciso donde fuese aceptado y comprendido sin mayor cuestionamientos. Logró recorrer el planeta entero y en cada uno de los países que conoció desarrolló una identidad distinta: Fue cantante en Suecia, malabarista en Francia, asesino en serie en Londres, guardia papal en El Vaticano, tragafuegos en Italia y travesti en España. Fue artista circense en Canadá, taxista en Estados Unidos, cosechó flores en Venezuela, fue pescador en Chile y lustrador de botas en Argentina. Fue cazador de leones en África, adiestrador de perros en Irák, algodonero en Egipto, carpintero en Mongolia, proxeneta en China y luchador de sumo en Japón.

Conforme cambiaba de localidad adoptaba un nombre distinto buscando con ello ocultar cualquier etiqueta que permitiese reconocerlo y así poder escapar de cualquier estereotipo. Fue así que se presentó como Claus, Sinterklaas, Noel, Baboo, Nic, Clawss, Samiklauss, Dun Che Lao, Julemand, Weihnachtsmann, Jultomten, etc.

Sacó partido de cada una de sus experiencias y a pesar de su extraña fisonomía, potenciada con un sobrepeso notorio después de sus orientales incursiones, a la edad de 60 años logró amasar, manejar y acrecentar una incalculable fortuna cuyas unidades eran directamente proporcionales a la cantidad de hijos que a la fecha había engendrado producto del tardío destape sexual ocurrido una vez que descubrió que el dinero podía comprar amor. Consciente de su dura niñez, se hizo la promesa de no ser un padre ausente, conforme iba aumentando el número de críos la promesa era imposible de cumplir y la reformuló… al menos, de regalarles algo sería una vez al año y definitivamente no serían matriuskas.

En 40 años recorriendo el mundo al fin sentía que le había ganado a la vida. Su otrora negra y motuda cabellera había dado paso a una plateada y larga melena que concordaba con su rosada piel y hacía juego con una espesa barba. Era tiempo de dedicarles a sus incontables hijos la alegría que el nunca tuvo, para ello contactó a sus viejas amistades cultivadas en su paso por el circo, que en ese tiempo eran juveniles payasos enanos y que ahora limosneaban en las calles de Canadá convertidos en vetustos seres pequeños. Armó una pequeña casa en el Polo Norte e instaló en ella un taller, instruyó a sus nuevos empleados sobre las artes de la madera y la juguetería aprendidas a su paso por Mongolia, haciéndoles firmar un contrato de por vida cuya remuneración se reducía a comida y abrigo. Eliminó de su vocabulario todo atisbo idiomático que pudiese ser identificable o cuestionable, reduciendo su lenguaje a un simple JOJOJO cuya intensidad vocal daba la intensión a lo que quería comunicar, uno pausado y dulce mostraba señas de gratitud o alegría, mientras que uno enérgico y duro dejaba ver su molestia.

La promesa debía ser cumplida, cada fin de año entregaría un presente a cada uno de los hijos que había desparramado por el mundo entero, pero el trabajo era demasiado para unos cuantos pequeños hombrecillos, por lo que despojó al mundo entero de cuanto enano existía sobre la faz de la tierra y abrió sucursales en todo el mundo apelando al nuevo concepto de globalización. Nuevos materiales como plástico, hierro y últimamente chips computacionales serían utilizados en sus regalos, apelando a la conservación de la naturaleza y a lo duradero que resultaban.

Se desconoce su paradero exacto en la actualidad, algunos dicen que murió dejando a los enanos el deber contractual eterno de la construcción, despacho y entrega de los juguetes. Otros, más osados, se aventuran a afirmar que la mezcla racial de sus genes, sumado a un pacto con el demonio, le habrían dado vida eterna y que en estos momentos se encontraría viajando por el mundo engendrando más hijos para así dar continuidad y sentido a su labor. Lo cierto es que su imperio perdura hasta el día de hoy y aunque es posible encontrar errores graves en el proceso de producción con artículos defectuosos o entregas erróneas su nombre ya se ha convertido en marca registrada.

Fue imposible entrevistar a sus empleados que, a estas alturas, no entendían palabra alguna en ningún idioma y solo se escondían temerosos al oír alguna risa nuestra semejante a un JOJOJO.

De la esposa, de nombre Sra. Claus, nunca se supo. Al cierre de esta nota recibimos la información extraoficial que se trataba de una muñeca inflable fabricada de caucho por los propios enanos para el entretenimiento del patrón.

Del mítico Rodolfo, el reno de la nariz roja, descubrimos que se trataba del amigo imaginario de Nicholas en los tiempos en que parecía huir de su solitaria niñez.

Y del traje rojo?, pues lo auspició Coca-Cola.

domingo, diciembre 10, 2006

Augusto Pinochet


Ha muerto uno de los hombres más poderosos de la tierra en los últimos años, un hombre que fue capaz de cambiar el eje social, mental, cultural y político de Chile, un hombre que censuró el libre pensamiento por más de 15 años bajo ley constitucional y a cuyo nombre se enlaza la responsabilidad de más de 3000 muertes, estafas millonarias y la división del país en términos de pensamiento y visión. Ha muerto Pinochet.

Fue seguido por muchos, sus adherentes han demostrado una incondicionalidad a prueba de toda lógica. Aún hoy, es posible ver en las techumbres de los hogares de sus seguidores las banderas izadas a tope el día 11 de septiembre de cada año en señal de alegre conmemoración y en sus salas, la fotografía enmarcada que muestra la gallarda figura del ex dictador, luciendo su traje de capitán general de las fuerzas armadas y con la banda presidencial, de seguro en este momento, esas mismas fotografías han de estar colmadas de velas encendidas en son de luto. La pasión de sus partidarios es comparable a la devoción de un creyente de una secta religiosa a su dios o a la de un adolescente frente a su ídolo musical, tal fervor los llevó a estar presentes en cada una de las apariciones del ex dictador incluso después de terminado su mandato, más aún durante su arresto en Londres donde mezclaron su apoyo con lágrimas y por supuesto hoy, en su muerte.

Fue odiado por tantos otros que veían en la figura del ex comandante la imagen de un asesino. Cada una de los familiares de los desaparecidos dio una batalla constante a base de consignas, panfletos, marchas y reuniones… Siempre unidos, con la imborrable imagen de sus mártires colgadas al cuello y con el perpetuo dolor que provoca la incertidumbre de no saber que fue de aquellos a quienes tanto amaron. Fueron estos eternos deudos, la inspiración del cantante norteamericano Sting para crear la canción ‘They Dance Alone’, en donde se plasman una de las primeras críticas directas venidas desde el exterior hacia el ex dictador y en cuyo video se muestran imágenes de mujeres bailando la ‘cueca sola’ (baile nacional que originalmente se desarrolla en pareja). Sus detractores izan la bandera nacional a media asta cada 11 de septiembre en clara señal de duelo y sus voces de protesta y justicia no callaron incluso en los tiempos del régimen militar, menos aún durante su arresto en Londres donde mezclaron su clamor con alegría y por supuesto hoy, en su muerte.

Muere Pinochet y se lleva a la tumba todos sus secretos, culpabilidades, logros y derrotas, poniendo fin a un importante capítulo de la historia de la humanidad y dejando a su paso preguntas sin resolver, llantos desconsolados, enfervorizada alegría y un sistema judicial cuestionable en su actuar, que no fue capaz de terminar lo que Inglaterra comenzó.

Considerando que el dolor, el odio y el amor son sentimientos heredables, es de esperar que Chile siga manteniendo la pasión bipolar que ha demostrado hasta hoy. Las banderas seguirán siendo izadas a tope y media asta cada 11 del mes 9, de seguro y con el tiempo saldrá a la luz pública más de alguna historia cuestionable y pasarán siglos antes de que su imagen se borre del mundo.

Es curioso como este hombre, que se jactaba diciendo que en Chile no se movía una hoja sin su consentimiento hoy haya llegado al final de su vida con la pérdida absoluta de todos sus honores y con la carga de haber sido uno de los hombres más importantes de la historia. Extrañamente y como si de una jugarreta burlona del destino o como si de un designio de justicia divina se tratara, la muerte de Pinochet ocurre justo cuando de celebra el día de los derechos humanos.

lunes, noviembre 27, 2006

Ojos que no ven... Cerebro que no entiende.


El ser humano basa sus decisiones, comportamientos y su vida en general en las certezas, sin ellas la sensación de inseguridad es comparable al de caminar en la oscuridad por un terreno desconocido y con las manos atadas.

Ante una situación desconocida, cuando esas certezas no existen, el cerebro tiende a crear una realidad en base a elementos ya conocidos para así disminuir la incertidumbre y permitirnos encontrar respuestas lógicas que nos ayuden a descifrar el acertijo que se nos presenta, algo similar a lo que realiza el organismo frente a una herida al liberar endorfinas como anestésico natural o adrenalina que nos prepara para huir ante el peligro repentino.

Imaginémonos estando solos en casa y sintiendo ruidos inusuales, será fácil para nuestro cerebro crear una excusa a estos hechos afirmando que la casa es vieja y cruje o que el viento genera tales sonidos.

Así mismo, ante un determinado hecho inexplicable existen innumerables interpretaciones como personas en el mundo, pues las experiencias vividas por cada uno de los espectadores son distintas independiente de la cercanía de unos con otros y estas varían incluso si las personas tienen la misma edad, condición sexual y social. En el caso de las personas que carecen de algún sentido como el de la vista, crearán un universo propio lleno de interpretaciones, percepciones y certezas adecuadas a su situación particular.

Las cosas simples y explicables no se escapan, frente a la imagen de un vaso con agua y a la única pregunta de ¿Qué ves?, las respuestas podrán ser similares, pero nunca las mismas. Algo parecido sucederá ante el estímulo de una caja cerrada y bajo la pregunta de ¿Qué hay en su interior?

Tomando en cuenta lo anterior y entendiendo que nuestra historia sensorial juega un rol importante en la comprensión de nuestro entorno y sus acontecimientos, ¿Qué sucede si nos encontramos ante un hecho cuyo origen o desarrollo es imposible de explicar?

La historia universal esta llena de este tipo de eventos. Hace un poco más de 500 años, tres carabelas llegaban a tierras desconocidas cargadas de hombres dispuestos a derribar la realidad existente con respecto a que la tierra era plana. Al tocar las costas, desembarcaron para descubrir que estas se encontraban llenas de aborígenes. Pensemos por un momento en lo que vieron estos originarios… Ellos mantenían una civilización organizada, lo que habla de una inteligencia desarrollada, pero ¿Cómo pudieron explicar lo que veían si no tenían experiencia alguna que así lo hiciera?.

Osados estudios de psicología plantean que, a pesar de encontrarse los barcos presentes, los indígenas no los veían y se necesitaron días e incluso semanas para visualizar los armatostes, luego de que pudiesen generar la experiencia necesaria en sus cerebros que les ayudara a entender lo que jamás antes se había presentado en su entorno de ninguna otra forma similar.

De ser así, estamos frente a una tesis que deja abierta la posibilidad de que existan situaciones que jamás nadie ha experimentado antes y que, por lo mismo, no se han materializado aún. Pretender que controlamos todo nuestro entorno o que tenemos respuesta para todo es un error. Si vivimos durante milenios asegurando que el planeta tenia forma de plano, ¿Qué nos hace sentir con la seguridad de que tan solo 500 años de redondez son ciertas?

Después de todo basta con mantener la caja cerrada y nunca abrirla, para entender que su contenido puede no existir.

jueves, noviembre 16, 2006

Qué Vergüenza!


Es inútil mantenerse ajeno y aunque nos sintamos seguros de nuestros actos, tarde o temprano aparece gracias al destino que transforma actos involuntarios en algo más parecido a una enfermedad incurable, dejando a su paso atentas miradas en los otros y una incómoda mueca de sonrisa que tiñe de rojo intenso nuestro rostro. Señoras y señores… Su majestad, la vergüenza.

Quedarse atrapado en una puerta giratoria; Estornudar justo antes de saludar de mano a alguien; Sufrir la rajadura de nuestra ropa al nivel de la entrepierna apenas comenzada la jornada y estando lejos de casa; Eructar sin querer mientra está hablando con su jefe; Conversar y sonreír en la sobremesa con un perejil en el diente; Ser sorprendido mirándole el trasero a la pareja de su mejor amigo o hurgueteándose la nariz, son situaciones a las que estamos expuestos diariamente y que son derivadas de nuestra cotidianeidad.

Los niños son grandes generadores de estas situaciones vergonzosas. Es común que ellos repitan en público aquella información que hemos divulgado en la privacidad de nuestro hogar acerca de algún familiar o que den datos íntimos del tipo ’mi papá tiene el trasero peludo’ o 'Mi mamá tiene tetas grandes'. Ante ello no hay mucho que hacer, solo sonreír y dejar fluir la sangre a nuestra cara, esperando que el niño crezca pronto o pensando en dejarlo en casa la próxima vez o siempre.

También existen las vergüenzas evitables, como llegar a una fiesta de disfraces para descubrir que se había cancelado; Vanagloriarse acerca de algún tema que no manejemos sin saber que estamos frente a un experto en la materia; Encontrarse con una conocida y preguntarle acerca de la fecha de parto y recibir como respuesta que su hijo nació la semana pasada o, lo que es peor, nunca estuvo embarazada. Un poco más de preocupación por estar informado o la abstención ante la duda, haría que estas situaciones jamás se transformasen en el deseo de buscar un hoyo para meter la cabeza.

El amor toca nuestra puerta siempre de forma inesperada. A pocos segundos del primer impacto y luego de recuperada la consciencia, es inútil no hacer un barrido mental de todo nuestro ser y más inútil aún el esconder la verguenza de haber comido ajo a la hora de almuerzo o de estar usando la peor vestimenta que tenemos. Si tomamos en cuenta que la primera imagen que entregamos es la más difícil de borrar, la vergüenza hará casi imposible el segundo encuentro. Si logramos pasar a la siguiente fase, las citas nos ayudarán a limpiar la mala imagen que dejamos al principio, permitiéndonos llegar más preparados. En ellas, ahogarse con agua durante la cena y en público, encontrarse con aquella furiosa ex pareja a la cual dejamos hace poco y no de buena forma o pedorrearse después de la primera noche de sexo, nos deja en claro que hay vergüenzas que son inevitables.

Otro ente generador de momentos vergonzosos es el médico. Cuando niños siempre se nos dijo que debíamos usar ropa interior limpia y calcetines sin hoyos, por si teníamos un accidente. Para las mujeres, el ser auscultada por un ginecólogo sumada a la incomoda posición corporal, hace que los pudores salgan transformados en una vergüenza injustificada, más aún si se encuentra en su periodo menstrual. En los hombres, es imposible luchar contra una erección mientas se nos somete a algún examen clínico completo, peor si se trata del urólogo, sobre todo si el doctor es hombre también.

Haga lo que haga, esté donde esté y quiéralo o no, siempre estará latente la posibilidad de sufrir un ataque del destino en su contra, cuyos síntomas son un silencio rotundo y sorpresivo del entorno o la explosión de las carcajadas a su alrededor, seguido del inminente aumento de la temperatura corporal y posterior enrojecimiento del rostro. Sentirá que la tierra se abre bajo sus pies o que hay una cámara escondida grabándole, pero tenga en cuenta que existen tres curas para este fulminante mal: Puede hacer como que nada ha pasado optando por disimular hasta las mismas señales corporales que le delatan; Sumarse a la masa auto ridiculizándose denotando empatía con el medio y mostrando un sentido del humor único; O simplemente… salir arrancando.

Cualquiera sea el caso, tenga en cuenta que puede ser una enfermedad contagiosa, siempre habrá alguien que llegue a tener los mismos síntomas y al mismo tiempo que usted, pero el diagnóstico será distinto: Vergüenza ajena.

lunes, octubre 23, 2006

Placer... Culpable?


Placer… Esa exquisita sensación de bienestar pleno, producto de algún hecho fortuito o planificado, que nos produce alegría y satisfacción, nos aturde y nos sume en un estado de semiinconsciencia, dejándonos vulnerables a todo cuanto nos rodea.

Comer un chocolate a media tarde, dejarlo fundirse en nuestro paladar, mientras saboreamos lo cremoso de su textura, hace que el placer esté presente en cada bocado. Los hay almendrados, aireados, rellenos, extremadamente dulces o amargos. Por lo general comenzamos con trozos pequeños de una barra grande, casi sin darnos cuenta y en menos tiempo de lo planificado, terminamos por hacerla desaparecer completamente, de seguro llevados por la sensación de felicidad que nos provee. Hay quienes describen este estado como único y más de alguno que prefiere disfrutarlo en solitario.

Deleitarse con un buen vino no es sinónimo de bolsillos abultados. Ya sea en soledad o en compañía, al descorchar un vino se abre paso al goce que, sorbo a sorbo, va entregando infinidad de sabores dulces y amargos, frutosos y maderosos, de los cuales se dan nociones en la contraetiqueta del envase y cuyo descubrimiento se convierte en todo un desafío. La práctica hace al maestro y quienes saben degustarlo han entendido que el placer es líquido y viene embotellado.

‘Fumar es un placer’, ya lo dice el tango eterno. Independiente de la opinión de los no fumadores, quienes sí gustan de un buen cigarrillo después del trabajo, al son de un café y con amigos, saben que el placer que cada bocanada de humo entrega hace que el fin de la jornada parezca menos tensa. Definitivamente se trata de ‘Un placer sensual’.

Hoy por hoy, hombres y mujeres disfrutan del placer que entrega el ir de compras. Cuando se trata de abstraerse de una pena o de liberar tensiones, nada mejor que autocomplacerse regalándose algún perfume, un par de zapatos, un disco, una prenda de vestir o algún aparato computacional. Tanto mejor si se pide envuelto en papel de regalo, para después abrirlo a tirones en casa y dejarse maravillar con la nueva adquisición, como si se tratase de una sorpresa.

Quizás una de las fuentes primarias, instintivas y universales, generadoras de inagotable placer es el sexo. Entre las sábanas y fuera de ellas, el goce se despierta al compás de las caricias. La fórmula es simple, dos cuerpos, complicidad, algo de química y feromonas dispuestas a ser reconocidas y aceptadas, abren paso a los besos y el sudor. La aceptación de ambas partes da rienda suelta a los gemidos y a los movimientos acompasados, cuya técnica puede variar, pero siempre despierta el placer a borbotones, antes, durante y después del orgasmo. Nuestra piel está diseñada para sentir y nuestro cerebro recibe las señales aún estando con los ojos vendados. Hay a quienes les resulta placentero el entregar placer y llegan al clímax tan solo con saber que satisfacen a su pareja, otros en cambio, buscan el gozo a través de su propio sentir. La fórmula resulta aún estando solos, la masturbación provee de sensaciones hechas a la medida, donde el ritmo y el tiempo son manejadas a nuestro antojo y el descubrirse lleva al conocimiento de nuestro cuerpo y sus puntos erógenos.

Cosas tan comunes como los chocolates, el vino, el fumar, las compras y el sexo pueden hacer nuestra vida más simple, despertando en nosotros sentimientos que nos pueden llevar a la gloria.

Más allá de lo placentero, debemos estar conscientes de que todo efecto de goce derivado de un acto que no se encuentre sustentado en bases sólidas de armonía interior, tiende a desaparecer con mayor rapidez conforme pasa el tiempo y hacemos uso de estos ‘parches’ de felicidad y, por consiguiente, pueden llevarnos a caer en una adicción.

El chocolate nos regalará tardes de placer y con ellas iremos directo a la obesidad; El vino nos deleitará con sus aromas y sabores, al mismo tiempo que será la antesala al alcoholismo; Bocanadas de humo de tabaco serán siempre sensuales en la misma medida que crearán dependencia; Nuestros propios regalos nos traerán alegrías y más de alguna manía compulsiva; Las artes amatorias nos llenarán de orgasmos, pero una vez que el kamasutra se agote, nuestros cuerpos pedirán más y no habrá quién nos detenga.

La búsqueda de la satisfacción personal utilizando el placer como mero instrumento de felicidad fácil y rápida parece no tener sentido sin autocontrol. Este último podría ser la clave para no caer en espejismos de desaparición progresiva e inminente.

Cabe preguntarse, ¿Somos nosotros quienes cargamos culpas por sentir placer?, o ¿Es el placer culpable?

lunes, octubre 16, 2006

Parejas Im-perfectas


Independiente de nuestro género, edad y condición sexual, llevamos la necesidad de compañía grabada en nuestros genes a modo de instinto, de seguro amparada por el deseo, también instintivo, de dejar descendencia.

Si bien es cierto, muchos se jactan de no sentir la obligación de estar en pareja y pueden permanecer meses e incluso años en soledad, pero a la hora de sentir enjambres de mariposas en el estómago no hay quien se resista a dejarse enamorar, aunque ello traiga consigo una bandada de complicadas situaciones y sacrificios que nacen del compartir tiempos, gustos, palabras y maneras y que involucran silencios, disgustos, manías y hasta dinero y espacios, las cuales logran romper todo esquema unipersonal forjado como traje a la medida y dan paso a una incómoda y frágil vestimenta hecha para dos, con tallas, diseños y colores entremezclados que nunca termina de zurcirse o no queda del todo bien y cuyos materiales van siendo de mejor calidad conforme pasan los años, siempre y cuando se aprende a vivir en él desde un principio.

Se dice que la vida es demasiado larga y dura para vivirla en soledad y que para cada quién existe su cada cual, pero ¿Qué tan complejo resulta encontrar a la mitad correcta para así zurcir el traje perfecto?, más aún, ¿Existe la mitad correcta?

Si hacemos caso a esos dichos y para obtener respuestas claras, en necesario echar mano a otras sentencias como: ‘Toda escoba nueva, al principio, barre bien’ y ‘Los opuestos se atraen’.

En el caso de la primera, debemos estar conscientes de que nuestro radar buscador de almas gemelas nunca se encuentra del todo bien calibrado y, lo que es peor, las señales enviadas por nuestros prospectos no siempre son del todo reales o exacerban los dones ocultando los defectos, haciendo que las mentadas mariposas se despierten al primer atisbo de concordancia con nuestros anhelos. Luego de dado el primer paso y al cabo de un tiempo, notaremos indicios de discordancia al ver emerger a la persona en su real amplitud. Será inevitable no sentir que se nos ha engañado, al recibir peras habiendo comprado manzanas. La mueca de frustración se asentará en nuestra frente y nos sorprenderá con la aguja enhebrada a punto de comenzar a crear nuestro traje bipersonal.

Con respecto a la segunda, es fácil encontrar parejas perfectas a nuestro alrededor que, quizás sin saberlo, han logrado perdurar en el tiempo gracias a este concepto, en donde uno es el protector y el otro protegido; Uno buscando la imagen de su madre y su pareja siendo maternalista; Liberales y conservadores; Jovencitas con mayores y al revés; Patrones con sus empleados; Doctoras con carniceros; Artistas con ingenieros. Debemos intuir que el mejor plan existente para ahorrarse el trance de buscar eternamente o de sufrir desilusiones, es el de encender nuestro radar y aleccionar a los testarudos insectos estomacales a activarse solo con aquellos seres que representan, estrictamente, el polo opuesto al nuestro: Gordura y delgadez; Belleza y fealdad; Inteligencia y estupidez.

Saque conclusiones usted mism@ y tenga a la mano agujas de cariño, telas de confianza e hilo de amor. Forme la imagen de su perfecta alma gemela apagando, en primer lugar, el radar que se enciende sólo con escobas de dudosa calidad y aleccione a sus mariposas internas a que despierten con su ‘antagonista’. Si usted es un flaco, alto, calvo, de profesión psicólogo… Enamórese perdidamente y sin reparos de una mujer gorda, baja, pelucona y demente. Por otra parte, si usted es una mujer joven, estilizada, rubia, alegre y culta, no tenga problemas en caer rendida bajo los encantos de un viejito, jorobado, morocho, amargado e ignorante.

Tome en cuenta que las frases citadas aquí llevan siglos en el subconsciente de las personas y han traspasado generaciones por lo que hay que darles el crédito que se merecen.

De todas formas, si los prejuicios sociales le superan y si de frases se trata, puede justificarse utilizando aquella que dice: ‘Dime con quien andas y te diré quien eres’, pero estará destinad@ a zurcir muchos trajes imperfectos al tiempo que se estará perdiendo la oportunidad de pasar el resto de su vida junto a su pareja perfecta.

lunes, octubre 09, 2006

Celos

Es imposible nombrar algún sentimiento más potente e indomable que los celos, igualmente, difícil resulta definirlo en forma clara y sin caer en subjetividades. Existe en toda área referente a las relaciones humanas aunque en muchas de ellas puede confundirse con la envidia, es en lo que respecta a las relaciones de pareja donde se encuentra en su estado más ‘puro’.

Lo cierto es que se trata de la sensación de frustración por ver que algo ajeno se acerca a lo que nos pertenece o que lo únicamente propio deja de serlo. Parte con una mueca en el rostro, le sigue un malestar a nivel estomacal del tipo ansiedad y termina donde la imaginación no puede llegar.

¿Que hace que nuestro amor tropiece en los celos?, más aún, ¿Podemos avanzar en nuestra relación aún sintiéndolos?

En su estado más mínimo son inofensivos y pueden ser considerados como signo de amor. Cuando las relaciones recién comienzan, el sentir celos es el primer indicio que demuestra estar enamorado, que la relación es seria y da pie a continuar. Por lo general se trata de celos utilizados por una de las partes como estrategia para saber el nivel de compromiso por la relación nueva. Así como fácil viene, fácil ha de irse.

En su nivel medio pueden provocar más de algún descalabro y hacer tambalear la relación, pero no por ello necesariamente hacer que esta termine. Aparecen normalmente cuando la relación se expone al exterior como estable y son detonados por la ex pareja que reaparece o por el amigo desconocido que llega a desordenar lo que hemos formado. A pesar de ser complejos, suelen ser manejables, bastando para ello una buena conversación que afiance la confianza.

Los celos enfermizos nacen producto de una mentira de marca mayor descubierta, alguna infidelidad. Incluso solo basta ser inseguro de la relación o tener autoestima baja para sentirlos. Quienes lo sufren suelen ser estigmatizados como enfermos y pueden llegar a cometer más de alguna locura como seguir a escondidas a sus parejas, revisar ropas, papeles y teléfonos celulares hasta encontrar algún indicio de engaño. Un cabello desconocido, una letra no identificable y hasta un número telefónico no reconocible, pueden ser suficientes como para hacer detonar una vorágine de sentimientos calcinantes, haciendo de un par situaciones comunes y explicables, un engaño tácito. Las consecuencias de aquello son inmedibles e imprevisibles y pueden ir desde la ruptura de la relación hasta la muerte del ‘infiel’ en manos de la ‘víctima’.

Quizás se trate de uno de los sentimientos más detestados, socialmente despreciados y negados. Nadie es capaz de aceptarse celoso antes y después de sentirlo. Incluso mientras se está bajo la influencia de los celos, existirán mil y una justificaciones a cada uno de nuestros actos.

Considerando que los pecados capitales son aquellos sentimientos o comportamientos que llevan a cometer pecados reales, es difícil entender porqué los celos no se encuentran en el primer lugar de la lista o ni siquiera exista dentro de tal nominación.

Formando un triángulo con el amor y el odio (el primero es el motor y el segundo es el destino), los celos se encuentran en el peor vértice, haciendo que cada uno de nuestros actos desafíe la lógica, la justicia, la ética y la propia imagen. A pesar de ser un sentimiento básico, es inútil mezclarlo con la razón o suavizarlo con entendimiento, una vez que llega transformará todo a su paso y destruirá cuanta confianza y cordura exista, solo basta tener una pareja estable, sentir en ella un aroma distinto a los propios y el titubeo como respuesta a la pregunta de rigor.

Haga la prueba, busque y encontrará, ya verá como la fórmula es infalible. Después me cuenta hasta donde fue capaz de llegar gracias a los celos.

lunes, octubre 02, 2006

Suicidio


Pensar en la propia muerte nos lleva inevitablemente a imaginarla producto de la ancianidad, una vez que la vida se ha completado dejando poco por hacer o ya todo hecho y el cuerpo ya no nos acompaña. Por otra parte, la muerte de nuestros cercanos, antes de que suceda, es un tema que suele ser poco abordado en voz alta, como si se tratase de un tema tabú, basta con mencionarlo para ser censurado de forma inmediata, haciendo que dicho tópico quede relegado solo a nuestros pensamientos.

El cuerpo humano es frágil y las formas de morir son variadas. Desde asesinatos hasta enfermedades y accidentes, la muerte siempre es inesperada y deja a su paso el desconsuelo de quienes deben siguen viviendo y pensando en lo injusto de la pérdida.

Aún así, pocas situaciones en la vida, relacionadas con la muerte, pueden ser tan devastadoras como el suicidio.

La vorágine de sentimientos que desata un suicidio se asemeja a una supercarretera con una sola entrada, nódulos, rotondas, túneles, desvíos, pasos sobre y bajo nivel y una sola salida, pues siempre se termina tildando a este hecho como un acto egoísta, y al suicida como un ser cobarde. Es tal el rechazo a esta manera de terminar la vida que para más de una religión es sinónimo de pecado imperdonable.

Pensemos en una persona que tiene problemas de comunicación con su familia o que vive solo, sumemos a estas situaciones la falta de amigos, el dolor de una desilusión amorosa, o la nula posibilidad de crear nuevos lazos por miedo a que las malas experiencias se repitan. Agreguemos a ello un mal trabajo o la rotunda y duradera cesantía. Basta solo alguno de estos hechos para generar una depresión que, de no ser tratada o al menos entendida y asumida por los cercanos, puede terminar en desastre.

Siempre se dice, a modo de consuelo, que cuando una puerta se cierra, se abre una ventana, pero si todas las puertas imaginables se cierran, ¿Somos capaces de vivir solo de ventanitas?

Más de alguno dirá: ¿Quién no tiene problemas?. Así mismo nacen un montón de cursilerías como: "hay que vivir agradeciendo un día más de vida", o, "mira la magia de un atardecer", o, "date un paseo y maravíllate con las flores que nacen por ti", o, "tú eres importante" o frases prefabricadas que buscan aplacar el agobio de quien está al borde del abismo. Lamentablemente, solo sirven de aliciente al interlocutor del alma deprimida, para así sacarse la culpa y la responsabilidad y después poder decir con propiedad: "Yo lo apoyé".

El suicidio no es un acto de soberbia. Quienes han muerto bajo sus propias manos no lo hicieron con un afán de desafiar a nadie, mucho menos se trata de un acto egoísta o de cobardía. El hecho de terminar con la vida propia es solo el final de un largo camino plagado de pequeñas tristezas que van sumándose a la frustración de sentirse sin escapatoria posible. Del mismo modo, una a una van mostrándose las señales de un vacío difícil de llenar, una espiral sin fin y que a los ojos del resto no es más que un simple problemilla sin importancia.

La responsabilidad del suicidio no es del suicida, sino de quienes no supieron empatizar y entender que una pena, por más pequeña que sea, puede transformarse en una enfermedad espiritual mortal y, de paso, cargarán con la culpa por el resto de sus vidas, de no haber abierto puertas y dejar que el aire entre tan solo por las ventanas.

lunes, septiembre 25, 2006

Lado B


Sabía que sucedería. Tarde o temprano mi Yo interior intentaría dominar mis letras y sacarlas del orden que por tanto tiempo he logrado mantener a fuerza de autocontrol, mismo que en ocasiones se reduce sólo a un apretar de dientes.

Esto soy Yo. Conviven en mi la maldad extrema con la bondad absoluta; La sanidad mental cuando se trata de ayudar a quien lo necesita con la potencial esquizofrenia cuando llega la noche y me siento solo, que es cuando he de llamar al mismo diablo clamando por compañía.

Manejo al dedillo una impecable ironía aprendida a golpes de vida, que mezclada con una mirada gruesa y decidida han hecho retroceder en silencio a cualquiera que ose intentar decir o hacer algo que vaya en desmedro de mi autoestima, incluso a quienes me aman y amo. Notables han sido las lágrimas derramadas por quienes se han atrevido, pues con solo unas pocas palabras políticamente correctas, siempre en un tono pausado y sin sobresaltos, han echado pie atrás. Cada una de esas lágrimas representa un triunfo y he anotado cada uno de sus nombres con el fin de no olvidarles jamás, aunque ya no recuerde sus rostros, siempre los tendré en la cabecera de mi memoria por si algún día se les ocurre aparecer y logran evadir la indiferencia.

Del mismo modo, he manipulado al mundo entero con mi llanto. Muy pocas personas me han visto llorar y quienes lo han hecho han debido olvidarlo, divulgarlo sería su sentencia de muerte absoluta, muerte que solo existirá en mi cabeza, pero eso bastaría para eliminarlos de mi historia. Lo mismo corre para quienes me engañen, antes de ser relegados a la calidad de inexistentes deberán ser blanco de cada uno de mis maldiciones, convencido de que el poder de la mente sobrepasa a cualquier destino.

Mis besos son escasos, quienes han tenido el privilegio de caer en el embrujo de mis labios han vuelto por más y han rogado por obtenerlos. No soy hombre que malgaste su boca, por lo que un solo beso basta y sobra para entender que nadie es mejor que yo. Quienes me han amado han enloquecido al perderme.

En la cama es mi deseo el que se impone y la satisfacción es solo unidireccional hacia mí. Utilizo cuanto quiero y desecho cualquier forma humana al instante mismo de acabado el encuentro. Si alguien tiene la suerte de estar conmigo sexualmente, sólo remitase a sentir placer, es lo único que obtendrá de mí.

Soy un ser solitario por decisión propia, nada ni nadie me hará confiar en nada ni en nadie. He logrado paz interior a fuerza de tomar distancia. Miro y estudio cada uno de los movimientos de quien se quiere acercar.

Soy egoísta, egocéntrico, ególatra y sarcástico. Rencoroso, narcisista, arrogante y vanidoso. Indolente, ateo, bisexual y mentiroso. Miento para no sentir, miento para no perdonar… miento. Sobre todo ahora que he descrito todo lo que quisiera ser para no sentir que me estoy hundiendo y que soy débil. Supongo que es la esquizofrenia la que ha hablado o el vacío inmenso que siento en estos momentos.

Sabía que sucedería, tarde o temprano tendría que pesarme el hecho de ser como soy.

lunes, septiembre 18, 2006

Puro Chile?

Nada identifica mejor a un pueblo que su música, su vestimenta y sus actos.

Ya al escuchar los panderos y los violines en los acordes árabes, visualizamos los movimientos de las odaliscas, los velos, camellos, arena y sol. Una mezcla que genera un clima de extremo misterio y sensualidad.

España golpea castañuelas y rasga guitarras generando pasión con sus acordes, pasión que se traspasa a los faldones y tacones de sus bailaoras.

México y sus guitarrones, junto con sus trompetas y letras que hablan de sueños rotos que invitan a dormir las penas con tequila.

En Sudamérica, Argentina posee uno de los ritmos más elegantes, distinguidos y sensuales del mundo. Es imposible no despertar algún suspiro al escuchar los bandoneones y contrabajos, todo ello mezclado con letras de profundo dolor o impacto social que se han vuelto atemporales. Aunque con ascendencia francesa, el tango ya es parte de Argentina.

Así nos encontramos con la identidad propia de los países reflejada en su música y vestimenta sin importar el lugar geográfico en el que se encuentren. Los chinos con sus flautas, platillos y quimonos, los peruanos con sus zampoñas y ponchos de alpaca, los hindúes con sus platillos y túnicas, los brasileños con sus tambores y… semidesnudos. Todos parecen tener elementos propios y una imagen definida, todos, absolutamente todos, pero… ¿Qué hay de representativo en los chilenos?.

La Cueca, es el baile nacional chileno que nace del cortejo que el gallo hace a la gallina, donde el macho persigue a la hembra y es acompañada con música alegre, compuesta principalmente por guitarras. Extrañamente es tan poco difundida que sólo es posible escucharla y bailarla en las fechas de fiestas patrias. Nuestro baile nacional es propio pero no es un elemento reconocible mundialmente, tanto así que al preguntarle a algún extranjero por los bailes característicos de Argentina y Chile, encontrará respuesta solo para el caso de nuestros vecinos y hasta con mímica. Por otra parte, el traje típico del Huaso chileno y la flor nacional, el Copihue, son representativos solo de la parte central del país y no de su totalidad. Lo mismo pasa con el Cóndor y el Huemul, animales autóctonos. Nuestra bandera no se salva, la bandera del estado de Texas en EEUU, es en extremo similar a la nuestra. Ni hablar de la comida, toda con clara influencia española.

Es más, si se ingresa la palabra Cueca o Huaso en cualquier procesador de texto, este no logrará reconocer su existencia, dejándola subrayada en rojo, alertando la no existencia de dichas palabras y menos su significado.

Así y todo es posible encontrar una fuerza interior especial en cada chileno, algo que traspasa toda frontera, lógica y tiempo. Aún es posible encontrar a familias que lloran y buscan a los desaparecidos hace 3 décadas, durante el gobierno militar, que claman justicia con la misma fuerza que el primer día, sus contrapartes aún vitorean al ex gobernante militar con la misma pasión. Imposible quitar de la retina mundial la apocalíptica marcha de los estudiantes y la torcedura de mano que le hicieron al mandato de turno. Del mismo modo, la expectación global estuvo sobre la elección de la primera presidenta mujer de Chile, muchos lloraron al escuchar las palabras de una de las voceras gritar: ‘Tenemos matria’.

Se dice que hay un chileno en cada parte del mundo, es más, se dice que todos en el mundo conocen o han conocido a un chileno. Somos uno de los países más poderosos de Sudamérica, el dinero entra a raudales aunque parece estar bien guardado. El país se paraliza por completo y corre en ayuda de alguna localidad presa de algún desastre natural. Somos un país con forma de calcetín, al que le han ido quitando parte de sus tierras al sur y del que se quiere arrebatar parte del mar al norte, en forma solapada, claro, pues de seguro se nos teme. Quizás se trate del gen mapuche que se quedó enquistado luego de la mezcla obligada con los españoles, no tendremos emblemas patrios, música ni vestimenta distintivas e identificables afuera, nuestra música no será jamás escuchada masivamente, pero claramente esa fuerza existe y es reconocible en todo el mundo.

Viva Chile, mierda!!!

lunes, septiembre 11, 2006

Hechizos y Brujerías


Hablar de brujerías nos traslada inevitablemente a los tiempos en que en la localidad de Salem (Massachussets, año 1600) se quemaba en vida a quienes no pudieran comprobar que no la practicaban. Dos siglos antes, en Europa, la horca y la hoguera nacían para acallar a las masas hambrientas de justicia.

En ambos casos, ante cualquier situación que fuese en desmedro de alguien y que no tuviese explicación lógica (como una enfermedad no reconocida por los médicos de la época), los cordeles, las tarimas y el fuego se preparaban esperando el nombre de quienes tuviesen alguna razón para ver sufrir al supuesto embrujado. Incluso bastaba con ser presa de las voces de la esquizofrenia para ser el blanco perfecto del tribunal antibrujas.

En Latinoamérica, el Vudú, cuyos orígenes se encuentran en las costas africanas, ha sido mitificado como el ‘arte’ de la magia negra. Con su foco en Haití, ha acarreado por decenios con el estigma de ser extremadamente oculta, dañina y oscura.

Hoy en día, la brujería ha dejado de ser vista como una fuerza propia de algunos seres de mal aspecto y se ha masificado. Solo basta con tener un deseo e ingresar a un navegador de Internet palabras como hechizos, conjuros o brujerías para entrar a un mundo de soluciones mágicas a todos nuestras carencias afectivas, de salud o monetarias.

Extrañamente, todas las ‘recetas’ que encontraremos hacen una diferencia rotunda para cuando se trata de magia blanca o negra y esto se puede ver fácilmente tanto en los ingredientes, como en su ejecución, así como en sus resultados.

Para encontrar el amor se necesita hervir por media hora pétalos de orquídeas blancas con una rama de canela (previamente se debe haber pasado la noche con esta rama en la ropa interior), agregar el líquido resultante junto con tres gotas de sangre del dedo índice de la mano izquierda en una tina blanca rodeada de velas color rosa y tomar un baño, procurando repetir frases como ‘que el amor que sientas por mi sea insuperable en fuerza y en tiempo’, hasta que las velas se hayan consumido por completo. Luego del baño, recolectar los pétalos y la canela, molerlos, dejarlos secar al sol y preparar un brebaje con té verde o de jazmín y darlo de beber a la persona a quien se quiere enamorar. Antes de que termine de consumir la poción, deben haberse mirado a los ojos al menos tres veces y ambos deben pronunciar la palabra amor la misma cantidad de ocaciones.

Si el motor es el desamor, nada mejor que una fotografía del ser odiado enterrada en el patio de la casa con un puñado de tierra de cementerio.

Llama la atención que cuando se trata de deseos ‘blancos’ los componentes, así como su elaboración, rayan en lo imposible, mientras que para la brujería impulsada por el odio, basta tan solo con odiar. En cuanto a los efectos, en el primer caso se puede deducir que, de lograr pasar la barrera de la indigestión de la persona amada o si esta llega a volver a vernos después de que se le presente semejante tarea, con suerte y voluntad lograremos sacarnos la etiqueta de extraños. En el segundo, el odio hará lo suyo.

Para todos los efectos, siempre estará a la mano un hechizo hecho a la medida de nuestras necesidades, solo basta tener un sentimiento que nos mueva, paciencia y dedicación, pero existe una cláusula inherente: ‘Todo sortilegio se devuelve, tarde o temprano, por triplicado’.

A pesar de estar lejos de los tiempos en que los seres humanos eran calcinados por estas prácticas, aún hoy en día podemos ser presas de una hoguera que castiga a aquellos que osen caer en la brujería, una más poderosa que el mismo fuego, de la cual es imposible salir una vez que se ingresa y que consume el alma con cada maleficio: La hoguera del deseo.

lunes, septiembre 04, 2006

El arte de besar


Sin duda uno de los actos más instintivos del ser humano es el de besar. Desde nuestra niñez, intercambiamos besos como muestra de afecto, ya sea en la mejilla, frente, manos e incluso en los ojos. No obstante, es el beso en la boca el que posee mayor carga emocional, pues va de la mano con el sentimiento más poderoso, el amor.

A cierta edad, comúnmente en la adolescencia, este beso pasa a ser un tormento para quienes jamás han unido sus labios a los de otros, pues la idea de no saber cómo actuar cuando el momento llegase causa más de alguna psicosis.

Todos fuimos, en menor o mayor grado, presa de esa angustiante espera, imaginando el instante exacto de cual solo sabíamos que llegaría, pero no cuándo y mucho menos cómo. Así mismo, todos en algún minuto, impulsados por el mismo miedo, pasamos horas frente al espejo practicando lo que sería nuestro primer beso. Quien diga que no utilizó para ello duraznos, una mano empuñada o el mismo espejo para simular, simplemente miente. Algunos fueron más allá y, alentados por las ganas de hacerlo bien, echaron mano a amistades cercanas que, por supuesto, estaban en la misma situación.

Es que el beso boca a boca ha sido siempre un enigma para los labios vírgenes hasta que se concreta y, así como otros hechos de nuestra vida, será el primero el que genere recuerdos, trancas y emociones imposibles de borrar. Lo cierto es que, conforme pasa el tiempo, difícil es saber si mejoramos o no nuestra técnica y jamás sabremos si lo hacemos bien o no, pues por alguna razón la contraparte siempre se oculta el juicio cuando es negativo.

Considerando que somos autodidactas en la materia y que nadie nos dirá si lo hacemos mal, ¿Cómo lograr que nuestros besos enamoren?

Una vez superado el trance del primer beso, el resto parece simple, pero al no existir manual alguno que hable del correcto modo de besar no queda opción más que perfeccionar la técnica con el tiempo y empíricamente. Es así que notamos diferencias en el modo, según cada persona que besamos y es tan fácil dejarse engañar por unos labios tentadores y de los cuales presuponemos que quedaremos prendados después de unirlos a los nuestros, pero no siempre sucede. Al contacto de los labios le siguen la presión que estos ejerzan, el ritmo, los aromas, la lengua, la piel y hasta la postura del cuerpo y las manos. Todo en su conjunto hará de un beso una experiencia sublime o un simple fiasco. Para quien se encuentre en plan de conquista el beso pasa a ser una prueba de fuego, si uno de los factores anteriores falla, podremos estar seguros que la relación no perdurará.

Para todos los efectos, sea usted casad@ o se encuentre frente a la potencial alma gemela, procure estar atent@ a la reacción de su pareja ante un beso suyo, si nota algún rechazo luego de unos segundos de unión, puede que su forma de besar no sea del todo correcta o que no haya mejorado. De todos modos puede estar seguro de que siempre tendrá un espejo cerca para practicar o, de lo contrario, dedíquese a besar en la frente o en los ojos.

sábado, agosto 26, 2006

QEPD


Uno de los mayores anhelos de los seres humanos a través de los tiempos y el que ha llevado a sufrir más de alguna frustración ha sido el de vivir para siempre. Una vez entendida la imposibilidad de aquel deseo, los mortales han optado por inmortalizarse por medio de sus obras, motivados por el deseo de perpetuarse y de mostrarle al mundo lo importantes que fueron en vida.

Extrañamente, seremos protagonistas de nuestras vidas, estaremos conscientes de cada uno de nuestros movimientos, pero jamás sabremos realmente lo que hemos sembrado a nuestro paso. Será después de muertos, que se visualizará lo que fuimos, plasmado en pocas líneas y grabado en mármol, lo que formará nuestro epitafio, una especie de resumen de nuestra vida y obra, como si nuestro actuar fuese completamente ajeno a nosotros mismos y estuviese en manos de otros el definir cuales fueron nuestras aptitudes o falencias. Peor aún… es nuestro entorno el encargado de mostrar lo que realmente fuimos.

¿Es posible inmortalizar una vida completa en un epitafio?

Echándole un vistazo a las inscripciones post mortem de gente importante o reconocida encontramos casos tan extremos como:

"Estoy aquí en el último escalón de mi vida"
Marlene Dietrich

"Arrebató el rayo a los cielos y el cetro a los reyes"
Benjamín Franklin

En estos casos está claro. Ella, actriz; Él, genio inventor. Sus epitafios son consecuentes con su actuar en vida y les hacen justicia, pues de seguro ambos querían ser inmortalizados de esa forma.

En el ámbito más mundano, si visualizamos lo que podría ser nuestro propio epitafio, descubriremos que existe una diferencia entre lo que hacemos y lo que proyectamos. Un ejemplo simple de esto es el de quien quiere ser recordado como un buen esposo y mejor padre, por lo que trabaja duro para proveer de todo lo necesario, pero su familia solo puede estar sintiendo a un padre ausente y trabajólico.

Está en nuestras manos, entonces, el lograr conectar nuestras emociones con nuestros actos a fin de reflejar nuestra real esencia en la leyenda que nos acompañará en nuestro sueño eterno. Aunque serán nuestros seres cercanos quienes definirán lo que fuimos, siempre está permitido plantear lo que nos gustaría que se dijera de nosotros. Aquí va lo mío:

"Siempre tuve oídos y apoyo para todo aquel que lo necesitara y nunca fui capaz de autoprotegerme...
...Sabía que algún día dejaría de fumar".
Irarrázabal (1975-2006)

lunes, agosto 21, 2006

Ciudades solitarias


En las ciudades grandes las posibilidades de encontrar lo que queremos en el sentido individualista son infinitas. Ropa, diversión, comida, etc. forman parte de los muchos privilegios de los que se goza al vivir en una urbe mayor, todo está al alcance de la mano bajo la premisa de encontrar el gusto en la variedad. Lamentablemente, en este caso así como en toda regla, existe una excepción: Estamos condenados a vivir gran parte de nuestras vidas en soledad.

Curiosa ironía resulta esto, considerando que a mayor cantidad de habitantes, mayores deberían ser las posibilidades de encontrar alguien para compartir nuestras vidas. Otra extraña dicotomía es la de quejarnos de la abundancia de soledad de la que sufrimos, pero al mismo tiempo hacer nada para suplirla.

Si cada vez hay más peces en el mar, ¿qué nos hace ser cada vez menos pescadores?

Lo cierto es que en este tipo de ciudades todo se multiplica por tres, las distancias, el trabajo, las obligaciones y el cansancio, dejando poco tiempo y energía para dejarse flechar por un cupido que a estas alturas parece estar relegado a las labores de reemplazo del hada de los dientes, haciendo comerciales para el mall de moda o como nomo de Santa Claus. El tiempo que tenemos libre, entre trayectos de ida y retorno, lo ocupamos leyendo un libro en el metro, encerrados en un vehículo o conectados a un sistema de sonido mp3 con la cabeza a 45º del suelo, como si buscásemos algo que se nos perdió en algún momento. La ciudad se vuelve gris a pesar de su ilimitada oferta de alegría y diversión.

Realizando un testeo simple es posible encontrar que la mayoría de la gente concuerda en aquello de 'No hay que buscar, el amor aparecerá tarde o temprano', pero insistimos en nuestro comportamiento individualista, encerrados en nuestros propios pensamientos.

Entendiendo que hay abundancia de peces solitarios y que se es uno más, quizás todo sería más fácil si realizásemos el ejercicio simple de mirarnos a los ojos unos a otros en nuestros trayectos de ida y retorno buscando la conexión perfecta, intentando cambiar aquella frase por la de 'Hay una persona para mí allá afuera y hoy voy a encontrarla'. Así lograríamos gozar de los privilegios de nuestra gran ciudad, esta vez en compañía y de paso le devolvemos el puesto y el status al cesante cupido. Al menos, de este modo, las grandes ciudades no serían tan grises.

lunes, agosto 14, 2006

Amores sin voz...


Todos estaremos de acuerdo con aquello de que el amor es el sentimiento más puro y que logra traspasar cualquier barrera. Amar es un privilegio de los humanos no importando edad ni condición. El amor todo lo puede, dicen, pero ¿Qué sucede cuando no es correspondido?

El amor platónico es mayoritariamente atribuible solo a la época adolescente debido a que en dicha etapa de nuestras vidas es fácil caer en enamoramientos unidireccionales, así como fácil también es exponer sus consecuencias públicamente, pues son nuestras primeras incursiones en el terreno desconocido de los afectos no familiares ni amistosos. Es en ese momento, cuando experimentamos lo agridulce del amor, como si estuviésemos practicando para relaciones adultas.

Invisible resulta en la madurez este tipo de amores. Una vez que somos mayores, es impensable para el común de las personas llegar a tener una relación platónica, pero es fácil sentir enamoramiento por alguien a quien consideramos inalcanzable. Quien se arriesgue a exteriorizar su sentimiento quedará expuesto al juicio público, con consecuencias casi siempre negativas.

Todos tenemos un referente estético de persona ideal, cuando encontramos aquello en alguien podemos incluso hasta imaginar una vida en común, pero al encontrarse en un nivel distinto al nuestro es imposible pensar que nos lleguen a corresponder o tan solo a tomar en serio. Cualquier sonrisa o mirada será alimento a nuestro sentir, aún entendiendo que pueda tratarse de simple camaradería. Tan solo nos queda crear casualidades y estirar conversaciones técnicas lo más que se pueda, con tal de prolongar la sensación de bienestar aunque luego se transforme en impotencia, soledad y frustración.

El hermetismo de la situación al no ser sociablemente aceptable, sumado a lo imposible de la formalización y a la constante exposición a una rotunda negativa con posterior alejamiento de hacer explícitos los sentimientos o de tan solo mostrar atisbos de interés, hacen que el amor platónico a los 30s sea un hecho comparable a padecer una enfermedad terminal, no hay antídotos ni tratamientos, nada podremos hacer ante un deseo irrealizable, solo cargar con el sueño de lo que jamás podrá existir y que va en aumento con cada mirada y cada sonrisa.

Por lo pronto, te espero en el mismo lugar y a la misma hora, para hacer de nuestro encuentro un rito mensual para ti y un instante de silenciosa gloria, para mí…

domingo, agosto 06, 2006

Nombres


Cuenta una historia real, con ribetes de mito urbano, que cierto hombre buscaba desesperadamente el nombre perfecto para su hija que ya estaba por nacer. Durante los primeros ocho meses del embarazo de su esposa se había pasado las tardes completas pensando en cual sería la designación que le daría a su primogénita. Buscó por Internet, preguntó a sus amigos, leyó cuanto libro encontró y hasta soñó con ellos mientras avanzaba el tiempo junto con su obsesión por el tema. No quería cualquier nombre, quería uno único y melódico, que le diera un aire de belleza y armonía, convencido de que el nombre tiene mucho que ver con la manera en que se desenvuelve el ser humano.

Se paseó por las Macarenas, las Constanzas y las Catalinas, pero las desechó por ser comunes. Se acercó a las flores con las Alelíes, Margaritas y Magnolias, pero no quería una hija frágil. Esto de encontrar el nombre perfecto se había transformado en una batalla propia y estaba a punto de rendirse cuando a sus ojos llegó el nombre que sonaba a misterio y hermosura: Iloveny. El maravilloso nombre aparecía en la placa de un auto en una película gringa, acompañado con un corazón y, lamentablemente, no era más que la famosa propaganda a la ciudad de Nueva York (I Love NY). Nunca lo supo, al menos no antes de inscribir a su hija en los registros del estado. Ahora su hija carga con uno de los nombres más absurdos del planeta, seguro sumida en una constante vergüenza cada vez que tiene que nombrarlo y todo, por la ignorancia de su padre.

Al mismo tiempo, en otro lugar del mundo nacía la hija de un soldado de la marina norteamericana. Su madre, desconsolada al saber que jamás volvería a ver al hombre de sus sueños, no halló mejor nombre para su retoño que la palabra que vio por última vez mientras se alejaba el barco que llevaba a su ser amado, así lo recordaría por siempre: Usnavi…

Nombrar a alguien es una gran responsabilidad, tomando en cuenta que la persona llevará esa designación de por vida. Considere que existen nombres que, como latinoamericanos, jamás debemos poner a nuestros hijos, como: Briggitte, Brithany, Michol, Brian, Bryam, Brayathan, etc.

Así mismo el conjunto Nombre-Apellido juega un rol importante: Rosa Espinoza, Soila Blanca Nieves, Soila Cerda del Corral, Elba Lazo y Armando Meza, son solo algunos de los normales nombres que, conjugados con el apellido, generan más de alguna sonrisa al escucharlos.

Por último, si piensa que está agradecido (a) de tener un nombre normal, no olvide que al casarse los nombres vuelven a conjugarse, esta vez mezclando el nombre de la esposa con el apellido del esposo, es así como se crean nombres como Marina de Infante o Rocío de Flores…

domingo, julio 30, 2006

Aquí estoy!


Es cierto que todos guardamos alguna pena pequeña o grande en nuestro corazón, lamentablemente, tarde o temprano, esa tristeza se encaja en nuestro cerebro y comienza el dilema de intentar racionalizar nuestros sentimientos, cuestionándonos todo cuanto podemos.

Ya sea a causa de un amor, de la falta de este, el trabajo, de la fragilidad de nuestra salud o la de nuestros seres queridos, siempre hay algo que aletarga nuestros pasos y humedece nuestros ojos haciendo difícil el tránsito por la actual existencia. Así mismo, es imposible tan solo intentar abstraernos de ello y es fácil encontrar gente que se sorprenda de lo que para ellos no es más que un simple problemita, esto hace que callemos nuestro sentir y lo internemos en lo más profundo de nuestro ser, con el fin de no ser víctimas de los prejuicios externos con disfraz de ‘Te lo dije’ o ‘No es para tanto’.

Los expertos coinciden en que es mejor exteriorizar nuestros males a fin de desahogarse, mientras más se hable de ellos el problema irá mutando hasta hacerse mínimo o al menos hasta encontrarles sentido, pero todos sabemos que hoy en día no se nos está permitido llorar. Si lo haces con tus amigos más cercanos ellos te escucharán y confortarán, pero el efecto protector no durará mucho y luego de un tiempo les verás torcer la boca y fruncir el ceño en señal de hastío, producto del repetitivo lamento que para ellos sonará monótono. Con nuestra familia es aún peor, es imposible verbalizar nuestros males con ellos, pues nos causa dolor el pensar que les podemos hacer daño involucrándolos en nuestro sentir. En el trabajo, ni hablar, es bien sabido eso de no mezclar lo laboral con lo personal, quien lo haga verá sumado a sus penas otra más, la cesantía. Hasta ahora todo va mal, si el mundo entero carga con tristezas, a quien confiarles las nuestras?,

Un psicólogo es el personaje idóneo para soportarnos, pero si lo miras bien, no es más que un hombro de alquiler. Cada palabra que le digas será registrada en una cinta o en una libreta de anotaciones que ayudará para, en la próxima cita, situarse en la misma postura como si el tiempo no hubiese pasado desde que le lloraste por última vez, en un acto de hipocresía comparado con la continuidad que deben manejar quienes producen películas.

Una última posibilidad es acercarse a una iglesia y sentarse a sollozar en un rincón, esto ayudaría, de no ser por que al minuto aparecerá alguien con cara de ángel que te extenderá la mano y te prestará un oído mientras con el otro escuchará a sus propios demonios urdiendo el plan perfecto para poder agregar una alma más a su secta, para ellos no serás mas que un adherente más, al que le salvaron la vida y ahora debe pagar con su presencia cada domingo, participación activa en todas las acciones de la entidad, bautismo, control mensual a base de confesiones, visitas a hogares para ‘cazar’ más almas, lecturas bíblicas, diezmo, etc…

Si he logrado sacarte una sonrisa la cosa no está tan mal. Quizás sea necesario solo focalizarse en lo que nos aqueja y cortar de raíz lo que entorpece el camino; Recordar que no somos lo únicos que tenemos una pena y que después de la tormenta viene la calma a pesar de lo tempestuoso del momento. Por lo pronto me ofrezco para oírte, protegerte y reconfortarte, pues he entendido que la forma de liberarme de mi propio dolor es comprendiendo el del resto. Eso si, sin cobros de ningún tipo ni muecas.

Eres importante para ti y para quienes te rodean, hay un mundo allá afuera y está esperando por tu presencia. No esperes a que esa pena se encaje en tu cerebro.

jueves, julio 20, 2006

El cuerpo del deseo


No hay duda, a los 30 muchas cosas cambian, una de ellas y la que trae más de alguna complicación es la metamorfosis que sufre el cuerpo, pues la magia del buen metabolismo de los 20 se acaba cuando menos lo esperamos dando paso la acelerada deformación de lo que en algún momento fue el cuerpo perfecto del tipo fat free.

Siempre hemos escuchado eso de ‘El interior es lo que vale’ o ‘La gente linda es solo un cascarón’ o frases alusivas al poco intelecto que poseen las personas que le rinden culto al cuerpo y que buscan ensalzar lo neuronal por sobre lo corpóreo. Por lo mismo siempre me negué a asistir a un gimnasio y prefería mantener una relativa buena salud por medio de comida sana, trotes vespertinos o bicicletadas por la costa al ritmo de buena música con tal de no parecer frívolo. Pero no fue suficiente, a pesar de los esfuerzos fue imposible recuperar lo que es propio de la juventud activa y que se había retirado gracias al sedentarismo del trabajo y del descanso.

Y me rendí… Busqué un gimnasio que acogiera mi, en ese entonces, desproporcionado cuerpo bajo la premisa de conciliar una imagen externa con la justa cantidad de neuronas como para mantener una conversación mínimamente elevada.

Contaba con poco presupuesto para algo así, por lo que me fui directo al más económico. Al ver que los participantes eran desproporcionadamente mas corpulentos que cualquier ser humano común y que las maquinarias estaban fabricadas artesanalmente con vigas de hierro y en condiciones tales que, con solo tocarlas, adquirías tétano en forma instantánea, salí del lugar con una mueca de frustración y con $10.000 menos en mi bolsillo.

El segundo intento no fue más agradable. Alentado por la lógica de aumentar el dinero para obtener más calidad ingresé a un prometedor gimnasio, máquinas relativamente nuevas sumadas a la limpieza del recinto me dieron confianza, pero todo duró hasta que al tercer día se me ocurre asistir tarde, después del trabajo. Mi vejiga me obligó a ir al baño y se cumplió lo de estar en el lugar incorrecto y en el momento menos indicado. La imagen es difícil de olvidar: Un hombre con cuerpo envidiable besando lujuriosamente a otro de su misma contextura… Y la frase para el bronce, “Disculpen, hagan como que no entré y sigan en lo suyo”. Lo peor?, no me habrían visto de no haber abierto la boca… Con las manos transpiradas de nervios, salí del recinto, no sin antes percatarme de que el 99% de las personas en el lugar eran varones y entrecruzaban miradas como en un tiroteo, siendo yo uno de los blancos.

En el tercer intento me fui a la segura, ubiqué un gimnasio al que asistían mayoritariamente mujeres mayores de 40 años. El recinto parecía aceptable, eso si, nada de máquinas de alto impacto, solo tres pequeñas multifuncionales que bastaban para una rutina simple. Fue inútil no salir del asombro cuando, después de una larga espera, una de esas señoras liberaba una de las máquinas dejando en su respaldo una sopa espesa, mezcla de sudor y grasa líquida, como si hubiese descargado en ella medio litro de excedente. La escena se repetiría con las otras dos, lo que me llevaría a imaginar lo que me pasaría si usara las bicicletas estáticas. Opté por clases de acondicionamiento grupal, solo hasta que descubrí que las respetables cuarentonas me miraban más de la cuenta, como si viesen en mi a un pollo asado moviendo las ‘presas’. Estaba claro que este gimnasio funcionaba, pero no para mi, además comprendí que las mujeres mayores de 40 se encienden hasta con un gordito como yo, solo bastaba con estar en la treintena.

Dejé la idea del gimnasio con ese tercer intento y las frases que hacen diferencias entre lo mental y lo exterior cobran un nuevo sentido para mí. Una imagen que va más allá del esfuerzo físico, quizás después de todo esto, efectivamente se necesitan neuronas para lucir bien, pues hay que batallar con un montón de situaciones que no son comunes y que hay que saber enfrentar.

Aún no pierdo las esperanzas de algún día despertar con el cuerpo perfecto y la mente lúcida. Claramente no será gracias a un gimnasio.

viernes, julio 14, 2006

Monotonía


Es recurrente el escuchar frases como: 'Mañana tengo otro examen', 'Estoy de novio de nuevo', 'Estoy buscando otro trabajo', 'Otra vez es Lunes', 'Me volví a equivocar', 'Subí de peso otra vez', etc... Frases que dan cuenta del eterno déjà vu en el que estamos inmersos durante todo el tiempo en el que el cuerpo nos permite respirar y mientras tenemos conciencia de nuestros actos.

Vivimos en una espiral constante. Así como el día termina con la noche, que da paso a una nueva jornada, siempre después de un 31 de diciembre comienza un nuevo 01 de Enero y siempre después de la tormenta viene la calma y es justo cuando afirmamos que al estar todo tranquilo... es porque algo malo se nos viene encima. Incluso hay quienes sostienen que después de la muerte, otra vida nos espera.

Las rutinas tienden a generar desgastes emocionales, dependiendo donde se presenten, pues ciertamente estamos preparados mentalmente para aceptar repeticiones como el bañarnos (una vez al día, supongo), comer (unos más que otros) y trabajar (puaj!!!). La situación se complica y puede llegar a sofocarnos cuando vemos que nuestros días se repiten como una plantilla sin mayores diferencias. Levantarse a la misma hora, trabajar en el mismo lugar y con la misma gente, volver a casa utilizando el mismo camino, preparar algo de comer (que casi siempre es lo mismo), dormir en la misma cama para volver a despertar a la misma hora...

Siempre existirán aquellos que afirmen que hacen cosas a diario distintas para matar el hastío de ver repeticiones en sus actos: Se van por distintos caminos de ida y vuelta del trabajo, con frecuencia cambian las cosas de lugar en su escritorio y modifican la decoración de la casa, visitan a distintos amigos los fines de semana y hay quienes, incluso, varían su forma de vestir de tanto en tanto. Para ellos la plantilla es la misma, pues variar se vuelve monótono.

Afortunadamente siempre sucede algo que nos saca de la esquizofrénica espiral. Aún con todo lo cíclico y repetitivo que puedan resultar nuestras vidas (o la vida en sí misma), siempre terminamos por asombrarnos con las vueltas irregulares que se nos presentan, haciendo de nuestra rutina una impredecible monotonía.

sábado, julio 08, 2006

Grandes Esperanzas

A menudo nos sucede y en todos los ámbitos, que se nos exige un cierto nivel de entrega o rendimiento superior al de nuestras capacidades con el pretexto de que el ser humano debe estar en continua superación.

En el área laboral o estudiantil el tema es simple tomando en cuenta que somos nosotros mismos quienes decidimos trabajar y/o estudiar donde lo hacemos, por lo que la carga es asimilada sin mayor contratiempo y lo único que nos recuerda que estamos esforzándonos es el cansancio físico que no demora en aparecer.

Distinta es la situación cuando se trata de relaciones humanas, donde será muy difícil e incluso imposible recibir completamente lo que esperamos de alguien o entregar lo que se nos reclama. Pase lo que pase, jamás coincidiremos con las percepciones ajenas y siempre habrá alguien que esperará más de nosotros, nos visualizará de forma distinta o verá compromisos donde no los hay.

En el ámbito de las relaciones de pareja, lo anterior nace de forma espontánea con el inesperado primer encuentro de dos almas un día cualquiera, a una hora cualquiera. Un solo cruzar de miradas con su necesaria dosis de coquetería correspondida y ya se comienza a urdir la compleja trama de suposiciones y exigencias solapadas y silenciosas. Más adelante, una vez establecida la relación, cada detalle (o la falta de este) hará que cada uno se vea en una etapa diferente y suponga un estado distinto en la pareja. Una rosa como regalo, puede tener como intención un romántico ‘En este momento te quiero’, pero puede ser leído como ‘Me amarán por siempre’. Quizás ello explique el que, una vez terminada la relación, siempre queda la sensación de que uno dio o quiso más que el otro.

Dentro de esta temática podremos llegar a pasar la vida entera suponiendo afectos, mendigando atención, inventando lazos y viviendo de fantasmas que pasan a llenar nuestros vacíos emocionales. Una especie de carrera de mil metros planos donde solo corren dos y donde una muralla divide los carriles haciendo imposible saber a que distancia se encuentra uno del otro.

Si el ser humano está acostumbrado a probarse y a probar a otros en cuanto a conocimientos y productividad, qué hace que entre nosotros mismos, a nivel de sentimientos, no podamos manejar nuestras propias exigencias y expectativas?. Quizás la respuesta está como siempre en la comunicación honesta, pero esta vez con un agregado importante y necesario: No traducir esa honestidad en algo dañino. De esta forma podremos dejar el formato de las especulaciones, cambiándolas por proyectos, exámenes, análisis de desempeño, diplomados, estadísticas, oferta y demanda. Sin duda un formato frío, pero créanme que sería efectivo, al menos solo sentiremos cansancio físico.

sábado, julio 01, 2006

Secretos


Tu secreto debe pasar a ser parte de tu sangre.
Proverbio Árabe

La debilidad humana es tener curiosidad por conocer lo que no querríamos saber.
Moliere

No olvides que quien te confió un secreto, no lleva comúnmente más que la máscara y el disfraz de hombre honrado.
Epicteto


A través de los tiempos, los secretos han marcado la historia. Desde el caballo de Troya, hasta la ubicación exacta de Osama Bin Laden, pasando por los mentados de Fátima, la existencia del Área 51 o la muerte de Marilyn. Uno a uno se han acumulado haciendo que el mundo transite por la vereda de la incertidumbre y las teorías.

Convengamos, todos escondemos algo que guardamos celosamente y que deseamos jamás se sepa. Ya sean cosas tan simples e infantiles como la edad o situaciones tan delicadas como la infidelidad producto de un furtivo encuentro casual. Dejar la verdad desnuda ante el resto nos hace sentir vulnerables, sencillamente hay cosas que es preferible esconder, pero ¿Es posible guardar un secreto?

Los secretos son como llaves a portales dimensionales. En mayor o menor grado, una vez develados, se generan cambios que pueden llegar a ser devastadores dependiendo del calibre de lo que se oculta. Quienes tienen verdades dolorosas bajo reserva se ven envueltos en un halo de especulaciones formado por el entorno y comentarios a baja voz, a veces tan dañinos y complejos como lo que se intenta esconder. Son, quizás, los secretos a voces los más difíciles de manejar, la presión del entorno puede llegar a ser tan grande que muchos no llegan a soportarlo. Basta solo con la aceptación por parte del dueño para que se genere un ‘yo sabía’ a coro por parte de los implicados en la red de comentarios que harán que la presión sea mayor aún, pero tarde o temprano llegará la calma y con ella, el arrepentimiento de quien no pudo contener lo que guardaba.

Hablar de secretos sugiere una responsabilidad que difícilmente se puede llevar solo. Inevitablemente, siempre se termina por compartir la carga con la condición de no difundir lo revelado bajo el disfraz de juramento. Una vez compartido el secreto, podemos estar seguros de que ya dejó de serlo.

Yo guardo los míos y prometo no decírtelos… jamás!

viernes, junio 23, 2006

Y tú, quién eres?


Si bien es cierto está comprobado que nuestra personalidad es una mezcla de cada una de las aquí descritas (y varias otras más), la sola intensificación de alguna de ellas hace que perdamos en cordura y ganemos en rechazo social.
(Esta no es una descripción médica real y completa)

Narcisista

Poseedores de un sentido de superioridad y sobrevaloración exagerada de sí mismos. Su grandiosidad les impide aceptar críticas y fracasos, cuando estos se presentan suelen reaccionar con ira o tristeza profunda. Viven presumiendo que otros le envidian y esperan ser admirados. Utilizan su supuesta popularidad para utilizar a otros y sienten la necesidad exhibicionista de atención, por lo que suelen ser tildados de egocéntricos y arrogantes.
“Yo soy más especial que los demás”, “Nadie debe frustrar mi búsqueda de placer y status”, son las frases que más le identifican.

Histriónico

Llaman fácilmente la atención con su comportamiento teatralmente exagerado, tal conducta les lleva a establecer relaciones en forma rápida, pero superficialmente. Sus emociones son exteriorizadas con gran gesticulación facial y corporal, por lo general ideadas solo para empatizar y provocar la simpatía fácil del resto. A menudo sexualizan sus conversaciones sin necesariamente estar buscando contacto sexual, mas bien intentan sentirse protegidos. Tienden a ser hipocondríacos o a exagerar sus problemas físicos para obtener atención y al momento de un conflicto las consecuencias son devastadoras.
“Las emociones hay que expresarlas rápida y directamente”, “El atractivo es lo más importante de mí mismo”, resumen su conducta.

Obsesivo-Compulsivo

Analíticos y cerebrales, seres de palabra y estrictamente formales. Al ser exacerbadamente responsables, no toleran los errores y suelen analizar cada detalle de sus tareas, al punto de poner demasiado énfasis en ellos restándole importancia al objetivo final, por lo que rara vez sienten satisfacción con sus logros.
Siendo mayormente racionales, suelen sentirse incómodos con situaciones que no pueden manejar, por lo que una relación sentimental se traduce en una tortura.
Si su mente hablara diría:“Hay que tener en cuenta los detalles, ya que ello reduce los errores”, “Las emociones deben ser controladas”.

Pasivo-Agresivo

Negativos por naturaleza. Tienden a castigar y/o controlar a otros adquiriendo compromisos, que a menudo saben que no pueden cumplir, para luego sabotearlos sutil y lentamente. De carácter malhumorado, esconden una hostilidad que nunca verbalizan.
No hay mejor forma de caracterizarlos que con las frases: “Cualquiera puede darte la espalda”, “Tengo que evitar mi cólera ya que eso es peligroso”.

Antisocial

Mayoritariamente hombres, se muestran insensibles ante los derechos del resto. Tienden a explotar a los demás en beneficio propio. Sus conflictos son expresados de forma impulsiva y violenta. No toleran las frustraciones y, a pesar de ello no modifican su conducta, pues tienden a culpar a otros por los daños que causa su propia actitud avasalladora e irresponsable. Tienen tendencia al alcoholismo, toxicomanía, desviaciones sexuales y a la promiscuidad, debido a su postura contraria a las normas éticas y sociales.
“Si otros sufren por mi conducta es su problema”, “Solo los tontos siguen las normas”.

Límite

Mayoritariamente mujeres, se muestran inestables en todo aspecto. Sus relaciones suelen ser tormentosas e intensas. Pueden cambiar con facilidad de estado de ánimo, pasar del amor profundo al odio visceral en cuestión de minutos, nunca se encuentran en un estado neutral y sienten necesidad exagerada de sentirse cuidadas y protegidas. Al igual que el antisocial, puede caer en promiscuidad, alcoholismo y drogadicción, pero por sentirse falta de afectos.
Su sentir es: “Mi dolor es tan intenso que no puedo soportarlo”, “Mi cólera domina mi conducta, no puedo controlarla”

Paranoide

Generalmente fríos en sus relaciones, pues sospechan de todo y de todos. Ven intensiones malévolas en actos triviales y hasta positivos de otras personas, incluso de los cambios naturales o hechos fortuitos. Tal suspicacia conduce al rechazo de los demás, lo que en cierta forma pasa a justificar los resquemores originales del paranoide.
Son incapaces de ver su propia responsabilidad en los conflictos y para no arriesgarse suelen ser de conducta aislada y retraída.
“La gente tiene intención de dañarme”, “Estar cerca de alguien implica que encuentren mis puntos débiles y me hagan daño”


Si te encuentras con alguien cuya personalidad se asemeja a las anteriores, es mejor solo sonreir y dar un paso al lado si no quieres verte involucrado en relaciones poco sanas. Nunca intentes modificar su conducta, para ello están los psicólogos.

Si te ves reflejado en alguna... pide ayuda, nunca es tarde.

martes, junio 13, 2006

Soltería


Es inminente, la guerra que por años se ha desarrollado sin tregua entre la razón y el corazón está por concluir. Y es que se ha descubierto la fórmula perfecta que hace feliz al ser humano sin importar su edad: La soltería.

Etimológicamente la palabra soltería viene del latín Solitarius y en la antigüedad era sinónimo de desdicha. Los jóvenes eran obligados a casarse a temprana edad y de negarse, les esperaba el más rotundo exilio. En algunas culturas se les prohibía incluso el elegir a su acompañante.

El ser soltero, hasta hace unos años, era mal visto y quienes optaban por tal condición eran blanco de bromas de pesado calibre. A las mujeres se les decía que ‘se les había pasado el tren’ o que andaban desesperadas buscando marido ‘con el vestido de novia en la cartera’ y a los hombres con más de 30 años se les adjudicaba una homosexualidad reprimida. En Chile, la constitución indica que la base de la sociedad es la familia, pero que pasa con quienes deciden vivir en solitario?

Actualmente, el ser soltero lleva mucho más a favor que en contra, prueba de ello es que más de algún casado quisiera ser soltero aunque sea por un día. Las ventajas son innumerables, partiendo por el uso personal e intransferible del control remoto, la televisión puede estar conectada en el canal que más nos plazca y al volumen que estimemos conveniente, ver dibujos animados sin que se nos tilde de infantiles, quedarnos dormidos a la mitad de la película sin recibir reproches por ello. El orden en casa está dado por el antojo personal y no existe quién critique las toallas en el suelo o la tapa del baño abajo. Las visitas son quienes nosotros queremos y no hay preguntas o malas caras al otro día, sobre todo si quedan vasos sucios, ceniceros llenos y una que otra prenda íntima colgada de un sillón. La comida es otro relajo, se come lo que se quiere, cuando, como, donde y en la cantidad que se quiere y no estamos obligados a seguir dietas; comer en la cama, estar con unos kilos demás o de menos no será problema.

No existen plazos ni horarios de salida o llegada. No hay preguntas por la nueva cámara comprada y el dinero es solo para nosotros. No hay que acordarse de las fechas ‘importantes’ como el cumpleaños del cuñado o el aniversario de matrimonio de los suegros, el uso de la memoria se reduce a lo realmente trascendental. El computador es nuestro y guardamos en él lo que nosotros queremos y visitamos las páginas web a gusto personal, sin culpas. La cama es usada a antojo y podemos dormir en ella como se nos ocurre, roncar cuanto queremos y cubrirnos o descubrirnos según el termostato personal; los olores en la habitación serán los propios y podemos transitar desnudos por la casa. No hay que repetir ‘te quiero’ cada 5 segundos ni dar explicaciones por no decirlo…

Los beneficios de la soltería suman y siguen, pero existe una sola restricción, el estar soltero lleva consigo una silenciosa soledad que puede detonar tarde o temprano en hastío. Pasar de sentirse libre a escuchar solo el eco de los pensamientos es un hecho inminente, las manías se acrecientan y nos volvemos cada vez más ermitaños. Si estás dispuesto a correr el riesgo te invito a que disfrutes de la vida en solitario. La guerra entre la razón y el corazón esta por concluir, el desenlace solo depende de ti.

martes, junio 06, 2006

Ironías


"Life has a funny way of sneaking up on you when you think everything's okey..." Alanis Morissette.

La vida está llena de ironías, situaciones tragicómicas, repentinas, que nos haces sentir que no somos dueños de nuestros propios actos. Quizás el ejemplo más simple de entender, es el hecho de pasar la vida completa preocupados de cuidar nuestra salud, alimentación y el cuerpo, para solo encontrar la muerte de forma abrupta, como si estuviésemos esperándola a cada momento en perfecto estado físico, mental y estético.

Las mujeres sueñan con el príncipe azul. Detallan el cuerpo de su preferencia, tienen hasta el perfil psicológico perfectamente definido, todo producto de años de carencias y espera. Pasan la vida buscándolo, incluso pueden llegar a conocerlo, pero siempre terminan casándose con un pelmazo que eructa después de comer y suelta gases de noche en la intimidad de la habitación, mientras miran televisión y se rascan la panza.

Planeamos con mucha anticipación la compra de algún artefacto electrónico, buscamos la perfecta combinación entre utilidad y capacidad de memoria, procurando obtener lo mejor y más nuevo en tecnología. Recorremos cuanta tienda especializada existe, incluso comparamos con productos encontrados en Internet. A la semana de comprarlo, anunciarán las ventajas de un nuevo producto, más completo y hasta de mejor valor que el ya adquirido, el que quedará obsoleto a partir de ese momento, así como nuestro entusiasmo.

Silvio Rodríguez ha dedicado su vida a la música, entregando letras llenas de amor, pasión, esperanza y protesta. Es una ironía de la vida, que su canción más famosas (Unicornio azul) esté dedicada a su lapicera preferida extraviada.

La detección de cáncer a solo dos semanas de haber dejado de fumar; Una mancha de vino en tu corbata favorita y exclusiva; El remache suelto que hundió al Titanic; Extraviar los documentos en tu primer viaje fuera del país; Asistir al psicólogo siendo tú un psiquiatra; Descubrir que la mujer que amas platónicamente es lesbiana; El corte de suministro de agua mientras estás a mitad de la ducha; Un incendio en el cuartel de bomberos o el choque de una ambulancia en servicio: Terminar trabajando en el sitio del cual siempre renegaste o lo que es peor, tener como jefe a alguien que en algún momento trabajó para ti... Son situaciones a las que la vida nos enfrenta, como burlándose de nuestra seguridad, desnudando nuestros temores y dejándonos indefensos ante el mundo, con la vergüenza por delante... y la rabia a medio tragar.

lunes, mayo 29, 2006

Infidelidad


"... una verdadera prueba de fuego de la pareja: destruye aquellas en las que falta amor, y consolida las demás". Tordjman

En las relaciones de pareja, una vez comprometidos, se ponen todos los sueños en pos de ser felices con la persona amada. Proyecciones como formar familia, con casa e hijos en común, suelen ser realizables bajo el alero de la confianza construida, donde cada uno siente conocer al otro ‘como la palma de su propia mano’.

Las crisis de pareja son inevitables y necesarias para la consolidación de la relación. Por lo general, estas crisis suelen aparecer en los primeros meses o años luego de establecerse juntos o declararse como ‘pareja estable’, cuando se cambia de la convivencia estrictamente social a la convivencia más íntima. Cada crisis aportará más conocimientos del ser amado y por lo general, una vez superadas, terminan por fortalecer el vínculo, estrechando lazos y dejando la sensación de conocerse un poco más. Estas crisis variarán de acuerdo a lo afianzado de la relación y van desde situaciones domésticas como las diferencias de hábitos hogareños hasta choques de caracteres entre familiares.

Dentro de las crisis de la pareja, una de las más graves es la infidelidad, pues conlleva a una serie de cuestionamientos morales y consecuencias devastadoras, tanto para el engañado como para el infiel. La infidelidad no es más que generar algún tipo de lazo afectivo o sexual con alguien por fuera del vínculo estable y al margen de los fuertes daños, por lo general suele verse como víctima al engañado, pero ¿cuanto hay de cierto en esto?.

Existen varios mitos urbanos con respecto a la infidelidad. Se dice que las mujeres son mejores infieles, al ser grandes guardadoras de sus propios secretos. Recuerdo haber escuchado de una mujer decir: ‘Aunque me pongan electricidad en los pezones, la respuesta será siempre NO’. Los hombres, por su parte, tienden a ser mas desordenados en cuanto a las relaciones paralelas y, a pesar de guardar silencio, su comportamiento cotidiano tiende a traicionarlos y la frase que más escuchamos es ‘Si me pillan… cago!’.

Quizás una de los momentos más dolorosas se concentra al momento de descubrirse la infidelidad. Quienes se sienten víctimas pueden revisar números telefónicos, oler ropas, auditar cuentas y hasta seguir a su pareja, pudiendo pasar meses y hasta años intentando recolectar información que permita sorprender in fraganti al cobarde traidor, sumergiéndose en un mar de especulaciones e investigaciones dignas de Sherlock Holmes. Una vez descubierto, no dudarán en averiguar nombres, direcciones e incluso contactar a la competencia para tan solo escuchar su voz o pedir explicaciones.

Después de descubierto el acto de infidelidad, quienes han traicionado optan por desechar la relación paralela para avocarse por entero a la relación estable, deshaciéndose en disculpas y procurando demostrar absoluta integridad, incluso, no faltará quien reclame perdón y se moleste por no obtenerlo. Quienes han sido engañados, ven su entorno destruido y su autoestima bajar a niveles deplorables, miran con odio y establecen un antes y un después en la personalidad de su pareja; sufren, pero son incapaces de ver en si mismo los errores cometidos que han llevado su relación a tal extremo. Por lo general la infidelidad marca el fin de la relación, pero para quienes optan por continuar ya nada será igual, quedarán con el trauma de haber sido engañados, será difícil perdonar y enrostrarán la infidelidad pasada en cada discusión compleja o ante cualquier indicio de alejamiento. Para quienes terminen la envenenada relación, les será difícil aún establecer una nueva sin cargar con los fantasmas de la anterior.

Visualicemos a las relaciones de pareja en el ámbito mercantil, donde nosotros somos clientes con necesidades que satisfacer y donde el resto de la gente son los productos que pueden o no saciar nuestras exigencias, transformándose así en potenciales parejas. Si de estas demandamos cariño, tiempo, sexo, cuidado, comunicación y reconocimiento, obteniendo solo las primeras cuatro, el resto será suplido por otros ‘productos’, probablemente amigos o familiares. Pero cuando no se recibe lo que se considera esencial en una pareja, como el sexo o el cariño, se buscará a alguien que llene aquellos vacíos, sin perjuicio del amor que se sienta hacia la pareja estable. Lo anterior pone en aprietos a quienes se sienten víctimas de la traición de sus acompañantes, pues serían estos quienes no entregan lo necesario para que la relación fructifique.

Dentro de la relación de pareja debemos ser buenos ofertadores y demandantes claros, exigir calidad en los ‘productos’ y proveer de los mismos en forma objetiva. Verbalizar nuestros requerimientos a fin de definir nuestras carencias, generar confianza, ser presencia presente. Una vez más será la comunicación lo que nos llevará a la felicidad plena y queda claro que el amor no basta para ser fiel.