lunes, enero 15, 2007

La Verdad De Las Mentiras


El mejor castigo del embustero es no ser creído aún cuando diga la verdad. Aristóteles.


Mentir es un comportamiento instintivo y se encuentra dentro de los actos más reprochables del ser humano. Es condenable según las leyes sociales, éticas y religiosas y las consecuencias de una mentira descubierta pueden ser desastrosas.

A pesar del dicho popular que hace alusión a la imposibilidad que tienen los niños de mentir, comenzamos creando falsas verdades desde muy pequeños, aunque se trata de situaciones generalmente de poca importancia. Un ejemplo claro de ello es la existencia obligada e inconsciente de amigos imaginarios que ayudan a sentirnos acompañados en un mundo que se presenta lleno de estímulos nuevos o la creación espontánea de cuentos, los que se hacen cada vez más complejos conforme la respuesta del entorno es de aceptación. A medida que esas manifestaciones se van presentando, los padres irán guiando a sus hijos en cuanto a la diferencia entre decir la verdad y esconderla y el valor de estas.

Mientras crecemos, generamos mentiras conforme nos acercamos al mundo adulto y vamos creando lazos extra familiares. Clásicas de nuestra adolescencia son las que buscan hacernos sentir aceptados, calzar con el entorno juvenil y/o eludir responsabilidades.

Ya en nuestra adultez, las mentiras pasan a ser una herramienta indispensable en todo ámbito. Nos aseguramos la aceptación a un empleo al ’abultar’ nuestro currículum; Exacerbamos nuestras cualidades en las primeras citas con el propósito de conseguir la atención de quien queremos conquistar y, así mismo, minimizamos las heridas en nuestras parejas al distorsionar la razón de la ruptura; Hay quienes, incluso, llegan a mentir con respecto a su verdadera edad, peso o a sus nombres reales cuando no son de su completo agrado.

Se dice que se descubre a un mentiroso antes que a un ladrón, quizás se deba a que nuestro lenguaje corporal nos delata cada vez que escondemos alguna verdad. La frecuencia de parpadeos, la sudoración, la postura de las manos, el tartamudeo y hasta la dirección de la mirada cambian de manera sospechosa y hacen de cada afirmación una invitación a descubrir su real sentido.

Así mismo, cada mentira esconde a una persona cuya inteligencia es superior a la del resto, pues generar falsas realidades requiere de una destreza especial para crear una situación ficticia que logre convencer al entorno. Cada una de las palabras emitidas debe ir entrelazada con el objetivo de armar una historia convincente. Una frase mal hilvanada, contradictoria o fuera del contexto que se quiere exponer, puede llevarnos al mas rotundo rechazo social.

Mas allá de lo condenable, se trata de una manifestación propia del sentido de supervivencia que busca protegernos de alguna situación de presión o salir airosos después de haber cometido un error importante. Justifica nuestros actos creando una atmósfera de estabilidad haciendo que el caos desaparezca y que nuestro mundo se reordene.

No hay entidad ni persona que se salve, está enquistada en cuanto ámbito nos movemos. La política esta plagada de mentiras por omisión; La publicidad las utiliza a diestra y siniestra indicando que sus productos son los mejores; La televisión nos alimenta de realidades inexistentes; Más de alguna mentira piadosa se esconde bajo las sotanas de las iglesias; La prensa generalmente aumenta sus ingresos gracias al sensacionalismo apocalíptico; Cada una de las novelas editadas no son más que poéticas mentiras en forma de prosa.

Después de todo lo anterior no queda más que concluir que las mentiras denotan a gente inteligente que busca la felicidad. El desgaste emocional que surge después de mentir es compensado con la sensación de paz que se obtiene de un entorno equilibrado.

Esta es una clara invitación a mentir y si aún así usted se niega, tarde o temprano se verá en la necesidad de hacerlo y aún cuando sea del tipo piadosa o por omisión, logrará hacer de su mundo un lugar más placentero. Si no le es difícil fingir un orgasmo a la hora del kamasutra, el resto será pan comido. Tome en cuenta que, al momento de leer este escrito, habrá estado expuest@ a más de alguna de las mentiras aquí descritas.