domingo, marzo 26, 2006
Hermosa Niñez?
Es claro que la forma en que vivimos nuestra niñez será clave para definir nuestro sentir y pensar de adultos. El problema esta en que siendo niños, estamos imposibilitados de forjarnos a nosotros mismos y todo lo que seremos estará dado por lo que nos muestren nuestros padres.
Nací el año 1975 y de mi infancia guardo pocas imágenes. Me recuerdo sentado en las piernas de mi tía, leyéndole un cuento de Topo Gigio a la edad de 4 años, jugando con mis hermanos y primos armando carros con maderas, puentes y ciudades con barro.
Recuerdo las humillaciones de mi padre.
Recuerdo que fuimos muy pobres, a tal extremo, que una anciana que vivía a dos casas de la nuestra, a diario nos regalaba rosquillas hechas por ella, con azúcar impalpable, justas para tomar té en la tarde. Una bolsa de té bastaba para todos y, para endulzarlo?, bueno, la azúcar que sobraba de las rosquillas. A veces, a falta de pan, mi madre se conseguía no se como, un poco de harina y nos preparaba sopaipillas secas. Nunca nos faltó comida, pero era escasa.
En aquellos años, cada Octubre y cada Febrero, nos preparábamos para trabajar en familia. En Octubre mis padres compraban metros y metros de plásticos multicolores, alambre, papel color verde y fabricábamos flores artificiales cortando el plástico en círculos para después tomarlo de las orillas y estirarlo un poco para asemejar los pétalos de las flores que, luego de armadas, se vendían a bajo precio en el cementerio local, recuerdo la soledad de las tumbas que recorríamos, las manos adoloridas de mi madre de tanto estirar y los gritos de mi padre, quien solo recibía el dinero. En marzo la historia era similar, metros y metros de plástico transparente, una plastificadora y fabricábamos empastes para los libros de clases de las escuelas y liceos de la ciudad, las que recorríamos a pié, para ahorrar. Recuerdo los pies adoloridos, el cansancio de mi madre y los gritos de mi padre, quien solo recibía el dinero. Las ganancias iban directamente a costear los regalos navideños y los uniformes y artículos escolares, respectivamente.
Mi padre trabajaba pintando letreros camineros. En el tiempo en la computación no existía, la brocha y la pintura eran claves en la publicidad. Siempre lo acompañé, obligadamente. En una motoneta Vespa o Lambreta, recorríamos la ciudad hasta llegar a la desolada zona en la que se encontraba el gigantesco letrero y a son de gritos y golpes, mi padre lograba que yo hiciese exactamente lo que él deseaba. Es que de niño, siempre fui medio bruto. En ocasiones los trabajos de mi padre demandaban mi presencia por completo durante todo el verano. Debíamos pintar enormes armatostes de fierro fabricados especialmente para las mineras. Pintarlos era todo un suplicio, los anticorrosivos eran extremadamente fuertes y los hedores calcinantes de las pinturas me ahogaban y enrojecían mis ojos. Nunca usé protección, no porque no quisiera, si no porque no sabía que existían y mi padre jamás se preocupó de ello. Supongo que eso exacerbó lo bruto en mí.
Recuerdo las golpizas de mi madre.
Recuerdo que romper un huevo, quebrar un vaso, era digno de una furiosa paliza, con ribetes demenciales. Los rostros de mis pequeños hermanos al ser obligados por mi madre a acercarles la correa o la manguera, el palo o lo que fuera. Más que el dolor de los golpes, el ver a mis hermanos sentirse instrumentos o cómplices de aquella furia, fue lo que más sentí. Esa furia que ahora comprendo, no era más que la desesperación de vivir una vida que no le correspondía o que nunca quiso.
Siento que de mi infancia fui solo un espectador. Como si se tratase de una mala película, de la que solo recuerdas fragmentos. A menudo me encuentro con personas que guardan gratos recuerdos y que son capaces de describir cada detalle de su niñez como si se estuviesen leyendo un libro de cuentos.
Aún a mis treina años no dimensiono qué secuelas debo tener de aquella infancia. Al margen de los escasos bellos momentos que a son de golpes y gritos fueron deformados, lo mío más que un cuento, es una historia de la que quisiera olvidar hasta el título.
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21 comentarios:
Qué tremendo!
Leer este post me ha dejado con los ojos abiertos, mirando al frente, sorprendida...
Mi niñez fue todo lo contrario a lo que describes, sí, también hubieron momentos que yo consideraba duros, hasta ahora que he leído este post. No, definitivamente mi niñez fue feliz, nada de gritos, menos golpes. Pero entiendo lo que escribes, la niñez que describes se parece a la que me cuentan mis padres cuando a ellos les tocó ser niños. La diferencia, en ambos casos, la marca una madre que, sin saber hasta hoy ellos cómo lo hacía, lograba que todos se sintieran en el paraíso. Eso, hasta que llegaba el padre...
Un saludo cariñosisisisisimo!!!
Karolina
Y es que uno no tiene los padres que quiere, Ira... Tiene los padres que tiene nomas... y los padres somos personas llenas de defectos, haciendo lo que podemos, ni más ni menos, solo lo que podemos en esa improvisación de criar hijos...
Ahora ya pasó, ya no sos el niño a merced de la frustración de tus padres. Ahora la responsabilidad de ser feliz es tuya, solo tuya.
Ojalá construyas una juventud digna de querer ser recordada cuando seas viejo cangrejo.
Abrazo para ese nene que sigue triste ahí, dentro de vos.
Las cosas que vives de chico quedan grabadas en uno.
Justo escribí una historia de violencia intrafamiliar la semana pasada.
Cuando has vivido tan de cerca esas situaciones, te das cuenta de la gran responsabilidad de escoger una pareja adecuada para traer hijos al mundo. Pienso que mientras no cuentes con esa certeza, es mejor no tener hijos.
Uno debe hacer "limpieza mental " de esas cosas y no permitir que sean cargas. Ahora la resposabilidad de hacer una vida, es tuya.
No repitir viejas historias, eso es lo importante. Saber que a través de nuestros hijos podemos escribir otra historia.
Lo siento!!!!. Mi infancia fue inmensamente feliz, de hecho mi mamá no me dejaba ver Candy, Marco ni Heidi, porque consideraba que eran historias muy tristes y me harían sufrir innecesariamente. Sin embrago el que evitara todo el sufrimiento posible durante mi niñez, sineto que no me preparo para el sufrimiento adulto, es un tema que me cuesta muchisimo manejar. Claro está que ningún extremo es bueno...pero pareces ser una persona reciliente y eso sí que te hace ser una persona extraordinaria.
Lo importante es no repetir esa historia.
Cariños...........Pio
Historia desgarradora... me has dejado sin palabras.
Saludillos.
Hola, aquí estoy...
Me siento un poco rara después de haber escrito aquel post sobre mi infancia... En mí hay un doble sentimiento, me pasa un poco como a Claymore. Tuve una infancia de sueño, viví en una burbuja donde nunca nada malo llegaba hasta a mí. Incluso mis padres, ambos con infancias difíciles, sólo me contaban de las historias bonitas y graciosas que vivieron. Cuando tenía unos 9 años mi papá estuvo al borde de la muerte por unos 15 días, más su recuperación... y yo no supe nada, me mintieron para protegerme del sufrimiento... ¿qué tal?
Un día (claro que ese día tenía que llegar), la burbuja explotó... y a mis 17 me vi de cara con la vida, la "verdadera vida"... me tomó unos 3 años curtirme y aprender a manejar mis sentimientos ante la maldad, las intrigas y las miserias humanas y cómo lloré! a cántaros!! Hoy en día puedo controlar mis sentimientos y actuar con seguridad en mí misma... todavía me impresiono ante las cosas fuertes, por eso no te respondí antes :-(
Lo que sí te puedo decir es que entendiendo y perdonando, seguro superarás todo lo malo y ya pasado. Piensa en el futuro, piensa en el hombre que eres ahora y que no sería violento con un niño: lo pasado, pasado...
Saludos!
Historia triste. Ira, mi infancia no tuvo gritos, ni palos que me batearan, pero si psícologicamente quedé afectada, no voy a entrar en pormenores. Me libere con la muerte de uno de mis progenitores.
Me dejo tan marcada que tuve hasta remordimientos, el dia que mi padre se fué, quiza fui dura al juzgar. Hoy el tiempo ha pasado lo recuerdo muchos días, pero mi corazón ya no siente nada
El día que murió, hace veintitantos
Le escribia toda apenada.
PADRE, PARA MI UN DESCOCIDO, TE HAS IDO SIN SABER SI ME HAS QUERIDO.TE FUISTE SIN DECIR ADIOS DEJANDOME EN EL DESCONCIERTO DE DUDAS Y REMORDIMIENTOS.
PADRE SI DESDE LA ETERNIDAD ME PUEDES VER, YA SABES LO QUE YO SIENTO QUE NO TE OLVIDARE.
Y hoy he olvidado.
¿secuelas? de todo lo vivido una larga depresión. que ha hecho sufir a los mios.
Ira escribes muy triste no, caigas
en depresión, tienes en tu mano tu futuro para que sea mucho mejor.
Un saludo.
Cel.
TE HAS IDO SIN SABER SI ME HAS QUERIDO
¿Secuelas? de los tiempos vividos mis depresiones.
Escribes muy triste no caigas en la depresión. Piensa que en tu mano esta tu futuro para hacerlo mucho mejor.
Perdón por mi largo relato, no se que paso que el post, se partió en dos.
Cel
Vaya, sin duda la infancia marcará el resto de nuestra vida. Besos y un abrazo gordo!!!
Dudé mucho acerca de escribir esto o no, es gracioso, pero es como si aún temiera por la reacción de mi madre si lo leyera.
Como dice Pagana, este es uno de los paquetes que quería sacar de mi mochila, para alivianara la carga.
A todos mil gracias por leer y sentir, como siempre.
Admiro vuestro poder de reciliencia y empatía infinita.
Saludos.
VAya!...y yo hablando de los lazos...quizás eso sea también lo que me hace comentar como sigue...
Querido amigohermano...lo primero, decirte que se nos agregan dos copas más de vino al encuentro que nos debemos...Luego, entender que mucho de nuestras biografías se funda en los dolores, frustraciones y expectativas de nuestra ascendencia y en ese barco nos resultará dificil timonear...pero así como somos pasado, somos también presente que se construye a partir de sus experiencias, y resuelve para sí tomar su propia barca...habremos de navegar la redención, de sanarnos para ser nosotros y también para sabernos más....y entonces, en la ruta que navegamos podremos advertir a que puerto llegaremos con los años...
te envío un tremendo abrazo fraterno.
Pareciera que aun habla tu niño cuando escribes, el que saboreaba sopaipillas como el gran bocado del dia. A veces se piensa que debemos recurrir al olvido cuando en nuestra historia no estuvieron los duendes ni los magos, y a cambio nos criaron padres de tierra y de soledad. Pero creo que podemos guardar a nuestro niño para acurrucarlo hora, para ofrecerle aquello que perdió con la inocencia, para salvarlo de la correa y dejarlo mirar a través de nuestras "adultas" y "maduras" pupilas. Nuestra historia es el único equipaje y gracias a ella, a sus sinsabores y cicatrices hoy podemos reconocernos en el espejo. Te forjaste, te rehiciste, Bienvenido el hombre que eres gracias al niño que dejaste ayer.
Que valiente eres al contar tu infancia, la mia no fue tan tremenda, pero si pasamso por muchas... tal vez algún día me atreva... y ahora solo a no cometer los errores de los padres, e slo unico qu euno puede hacer........ y perdonarlos, para ellos, era la unica manera de educarnos, a su manera, pero nadie enseña a ser padres, dicen por ahí...
Un fuerte abrazo
Doso
Señor Irarrazabal
Gracias por compartir su intimidad, al escucharlo refuerza mi idea que son más las cosas que compartimos que las que nos separan.
Debo decirle, que su compromiso ahora, es romper con esa cadena de infortunios que heredamos de nuestros antecesores e inconscientemente trasmitimos a nuestros semejantes, sepa que no es el único que vivió este tipo de pesares, pero en cierta forma somos afortunados, porque este tiempo que nos correspondió vivir, nos permite romper con silencios que infamemente cobijan dichas situaciones.
Recuerdo que alguien me dijo, uno es infeliz, porque es temeroso del futuro, y esclavo de su pasado porque lo vive rememorándolo con tristeza y anhelo, olvidando que el presente es nuestra única realidad.
Muy seguro como mecanismo de defensa justifique alguna condición actual, pero cuando uno escribe exorciza sus propios miedos.
Hasta pronto amigo.
Aparte de perdonar a nuestros padres, que creo que es algo que no cabe dudad que debemos hacer, está el darle la mejor comodidad al niño que todos llevamos dentro y que jamás morirá.
Hay que darle sentido a las nuevas etapas de nuestras vidas (en mi caso el pasar a la treintena de edad), mirando hacia atras y matando nuestros demonios internos.
Sigo pendiente de sus escritos.
Saludos.
Querido Irarràzabal;
Sòlo pienso que todo eso que viviste te servirà para romper la cadena hereditaria, y al tener tus propios hijos, no seguir con el legado de violencia.
Cariños
x0x0x0x0
LaRomanè
Paso a saludar señor irrazabal y me encuentro con tan tragica historia, pues si el echo de que los padres nos guien no creo que tenga que ver con lo que somos en el presente, oh bueno
no si no nos dejamos, ahy que pelear por nuestro libre pensamiento.
Hola Irarrázabal... No recuerdo ya como llegué a tu blog, navegando entre tantos se suele perder la orientación.
Tu relato me caló muy hondo, sabes? Porque fue valiente, fue intenso y además, sirve de mucho tener estas catársis escritas, porque con tanta cosa en medio de los recuerdos, es dificil poner orden de vez en cuando, hay que sacar el cachureo y dejar lo necesario.
Bueno, a lo mejor voy a ser reiterativa con todo lo dicho anteriormente... Pero justamente hace dos días conversaba con una amiga que de mi niñez no tengo ningun recuerdo feliz, por lo menos desde que murió mi abuela materna, antes de eso yo era feliz, pero a partir de los 6 años ya no lo fui. Mis padres no me maltrataban, me maltrataban mis tías, mis primos... en fin, todos los que vivian en la casa de la mamá de mi padre, en donde nosotros también vivíamos. Fui humillada, tuve momentos demasiado traumáticos en esa casa y nunca dije nada porque la hermana menor de mi papá siempre me amenazaba diciéndome que si yo hablaba mis padres me iban a hechar de la casa y que nadie más iba a quererme, porque a niñas como yo nunca las iba a querer nadie... Y yo, con 6 años, le creía y me quedaba callada. Posteriormente mi padre jamás me defendía, hasta el día de hoy, ni a mi ni a mi mamá nos defiende, da todo por su familia que puede levantarnos y dejarnos caer a insultos y el siempre va a estar de parte de ellos.
Cuando nos fuimos a otra casa, mi papá quebraba un plato y me hechaba la culpa a mi, quebraba una taza, me hechaba la culpa a mi... Mi mamá le creía a veces, otras no. Un día, porque le dije que dejara de hecharme la culpa por lo que hacía, me pegó con un zapato en la cara... se me cayó un diente y por suerte era de leche. Le conté a mi madre y no me creyó, porque él le dijo que era mentira. Fue la única vez que me pegó de esa manera.
En sexto básico tenía una profesora que me discriminaba y me trataba mal por ser gordita, me decía que trajera a mi apoderado (Mi papá) para decirle lo mal que me portaba, mi papá iba y ella le decía que era mentira, que yo era una mentirosa patológica y que tenía que llevarme al psicólogo, porque yo la trataba mal, le decía garabatos y eso... (A los 12 años decía mierda y me desmayaba)... Mi papá me llevó a uno, me decía que yo era una desgracia, que era una inconsciente, que era mentirosa...pero mi mamá siempre me creyó y al final se descubrió la verdad... que era todo mentira de la profesora. La hecharon del colegio porque estaba haciendole lo mismo a dos niños más... Y mi papá nisiquiera me pidió disculpas, ni perdón por todo. Se quedó callado como siempre.
Mi mamá siempre me ha creído, siempre ha sabido como soy... aunque ahora, por "X" razones diga que ya no confía tanto, pero en fin, siento que ella me quiere.
En fin, con mi papá cero relación, a mi mamá la adoro... somos inseparables a veces, aunque tenga dualidad de pensamientos... jeje. Pero con él... no, nunca. A veces estamos los dos almorzando y yo no le hablo... a veces hablamos, pero casi nada, salvo para pedirnos la sal, la servilleta, la bebida o algo más... o para pedirle la plata para el pasaje... cuando le molesta algo de mí habla de mi a mis espaldas con toda su familia y yo me entero de lo que él dice de mi por terceras personas. Nunca me lo dice a la cara. Cuando lo encaré me levantó la mano, pero ya no era chica y le dije que ya no le iba a aguantar que me callara con un zapatazo en la cara.
Mi mamá siempre me dice que tengo que entenderlo, que a él nunca le dieron cariño de niño, mi abuelo llegaba borracho en las noches y lo molía a palos... a él o a mis tíos, daba lo mismo, la cosa era pegarle a alguien. Pero yo le digo que no, que no puedo entenderlo, si bien nunca me pegó, está el mal recuerdo de todas las veces que lo necesité y no me dió apoyo, todo lo contrario, me hundía más en el fango.
Mi papá un día me dijo que me trataba y me decía lo que él quería, porque él era mi padre y tenía poder sobre mí... yo me reí, el se sulfuró. Esto contrasta tanto con las fotos que nos tomaban a mí y a él cuando yo era una guagua de meses. Mi mamá dice que yo era su sol, que nunca me dejaba sola, que jugaba conmigo, que él daba la vida por mi, pero todo se fue a la mierda cuando crecí.
Hay... perdón... pero no sé que me pasó, este es el post de Irarrázabal... no el mío... jeje... me apropié de él indebidamente. Pero son cosas que me duelen, cachureos que tengo que sacar de mi cabeza para ordenarla, pero estos parece que tienen copia... porque nunca los puedo sacar... No tengo filtro, ese es el problema.
Amigo Irarrázabal, tiene que tomar en cuenta algo... sea feliz, lo que te mata te hace más fuerte, así dice el refrán, frase o lo que sea. Viva la vida mirándola con ojos de hombre grande, construya su vida de otra forma, intentando relazar la felicidad que puede encontrar por ahí. Tener sus hijos y depositar en ellos todo lo que sintió que alguna vez le falto. Uno aprende de las experiencias de la vida, uno llega acá para enriquecerse de lo que vivimos día a día. Esa es la sal de la existencia.
Siento un grado de identificación contigo... además que me gustó el blog... te agregué a la lista VIP en mi blog... jajajaj. Nos estamos leyendo, disculpa por esta invasión tan prolongada.
Saludos.
Alma
Tengo un nudo en la garganta..., te comprendo, no sabes cuánto.
Las letras son dignas de usar para curar los recuerdos.
Te abrazo conmovida...
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