Entre luces artificiales, con un microclima digno de una playa paradisiaca; música envasada (nada actual), de vez en cuando interrumpida por un locutor que balbusea una oferta de vasos (de pésima calidad); y un desfile interminable de gente,que movida por el consumismo que se ha convertido en algo casi genético, transcurre mi semana laboral.
Supe que estaría nublado, la verdad es que no lo noté. Aquí dentro el sol artificial es tan fuerte que podría hasta broncearme si quisiera...
Así pasamos la mayoría de nuestras vidas, trabajando en lugares porco naturales, con gente poco natural.
Pasamos así la semana completa, añorando nuestros días de descanso... Y cuando llegan... nada mejor que salir a lugares cómodos y acondicionados, para pasear y comprar libremente: LOS MALLS.
3 comentarios:
Toda la razón!.. la verdad es que ultimamente he sacado los malls de mi rutina findesemanera.. y solamente los deje para el almuerzo de la semana.. cambiando de lugar por cierto..
Saludos!
Clau
Hola:
Gracias por la Carta, cuando pinches este link, te daras cuenta, de la carta.
http://ssccvalparaisochile.blogspot.com/
Saludos.
Uf,
Es verdad la artificialidad que provee un mall.
El escenario de mi problema laboral estuvo en uno. Si ahora voy al solarium, a un mall. A pagar cuentas, un mall. A cambiar alguna prenda, a un mall. A comprar un regalo...ya sabes. Y así.
Gracias por tus palabras de apoyo y por tu visita.
Me tomaré de linkear tus dos sitios.
Gia.
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