viernes, abril 11, 2008

Buscas a Mr Right?

Cuando se vive en soltería las libertades parecen ser ilimitadas respecto a nuestros pares comprometidos, quienes suelen ser caricaturizados cruelmente como dependientes de las decisiones de sus parejas. Si bien es cierto nos jactamos de aquello, inevitablemente nos pasamos la vida buscando inconscientemente a quien conquiste nuestro corazón, aunque eso signifique ser conquistado completamente.

Tres parecen ser las claves para encontrar a la persona que complemente nuestra vida y nuestros sueños. Debe tener el suficiente atractivo como para mirarla sin que nos duelan las muelas o gozar del sexo sin necesidad de apagar la luz, debe ser lo suficientemente instruida y consciente de su entorno como para mantener una conversación medianamente satisfactoria evitando pasar por tonta y debe tener la suficiente fortaleza interna, carisma y criterio como para desenvolverse en la vida como un ser autovalente, alegre y de decisiones propias. En resumen, una ecuación básica que mezcla las tres partes fundamentales de un ser humano: Cuerpo, mente y alma, puede llevarnos a encontrar a la persona correcta.

La ecuación a simple vista funciona como si de preparar una sopa con receta se tratase. Tres sencillos ingredientes y se tiene como resultado lo que la fotografía nos promete. La cosa parece fácil hasta que comenzamos a detallar las categorías y nos encontramos con una infinidad de posibilidades en cada una de ellas. Es que en gustos no hay nada escrito, sobre todo en lo físico y un cuerpo tiene tantas variables como personas hay en el mundo, en tal escenario encontrar a alguien que encaje completamente con nuestras preferencias en lo estético parece francamente imposible.

La parte intelectual no deja muchas posibilidades, se es atractivo o no según nuestro propio nivel de erudición, a pesar de ello la situación resulta no ser menos compleja y por partida doble. Si se encuentra a alguien fascinante mentalmente, hemos de considerar que nosotros estamos en un nivel inferior, no hay manera de justificar tal interés de nuestra parte. Por otro lado, se puede ser doctamente seductor, pero si eso no va acompañado con un cuerpo en un mínimo grado armónico, la relación no será fructífera.

Con tanta condición, el alma parece ser un detalle menor, opacado por las dos primeras, pero poseer belleza e inteligencia y carecer de simpatía no suele ser muy auspicioso.

Todo lo expuesto puede llegar a ser más complejo aún si tomamos en cuenta que cada persona maneja sus propios gustos y el orden de importancia de cada variable de la ecuación. Mientras algunas personas piensan: ‘‘Primero satisfagamos la vista y si eso anda bien, paso dos, satisfagamos el intelecto y si esos dos andan, y además hay simpatía en ti, el corazón hará lo suyo’’, otras conversan primero, ven después y finalmente sienten. Claramente ya no se trata de una simple ecuación y, por si fuera poco, el orden de los factores SI afecta el producto.

Vamos!, hay un zoológico humano lleno de formas, coeficientes intelectuales y caracteres allá afuera esperando ser el resultado perfecto a tu propia ecuación, define tus intereses y ve por el tuyo, aunque siempre está la posibilidad de comer sopa en sobre con la luz apagada mientras nos burlamos secretamente de los comprometidos, al menos nos ahorraremos un dolor de muelas.